miércoles, 18 de febrero de 2015

DE TAL HIJA TAL MADRE



He disfrutado de un privilegio histórico que deseo compartir con los lectores de esta columna: Desde 1970 he vivido en primera persona la degeneración social de Venezuela y seguidamente, sin pausa entre ambas, la putrefacción moral de la política española. Podría tratarse de casos aislados, sin consecuencias mutuas, pero no es así porque el país caribeño es hijo legítimo de España, la que a su vez sigue el ejemplo de su hijo paso a paso sin perderle huella. Solo espero que el desenlace español no nos conduzca a una miseria económica y moral similar a la que sufren los venezolanos.


Las similitudes entre la España actual y la Venezuela del pasado reciente son numerosas, alarmantemente similares, tanto que debemos analizarlas para comprender sus posibles consecuencias:

1.- El bipartidismo ha dominado ambos escenarios políticos, representado en España por el dúo del Partido Popular (PP) y el Socialismo (PSOE), mientras que en Venezuela sus homólogos han sido la Democracia Cristiana (Copei) y Acción Democrática (AD), equivalentes ambos a sus parientes españoles. En los dos escenarios ha existido un tercer partido minoritario que quitaba votos a los grandes: Primero Justicia (PJ) en Venezuela y Ciudadanos (C`s) en España.

2.- La putrefacción política y económica dio origen a la irrupción de fuerzas populares a contra corriente. En España se trató del 15M transformado en Podemos, equivalente y seguidora del Chavismo de Venezuela, tendencia bautizada posteriormente como "Socialismo del Siglo XXI" para aparentar respetabilidad. En ambos casos esas reacciones han constituido olas sociales incontenibles sin programas ni principios, que prometen a la sociedad ejercer venganza contra las humillaciones, abusos y ruina impuestos por las clases dirigentes de ambos países. Ambos movimientos, Chavismo y Podemos, evitan advertir que la venganza popular tendrá un precio: la destrucción del país.












3.- La impunidad de los políticos también ha sido la característica en ambos países. Jueces, fiscales y policías al servicio de los partidos políticos, han sido las herramientas para garantizar la impunidad a la oligarquía dominante, especialmente al sector financiero y al bipartidismo en sí mismo, al tiempo que han empleado la justicia para machacar sin misericordia ni medida al pueblo llano, esparciendo miseria entre las clases media y baja de la población. Por si fuera poco, el mismo aparato de justicia se encargaba de erradicar a cualquier juez que pretendiera impartir justicia. Descabezado de jueces similares al los casosde Silva, Garzón y Ruz, se habían multiplicado en Venezuela desde hacía veinte años para impedir que condenasen a oligarcas y políticos.

4.- La desesperación generada en la oligarquía española ante la irrupción de la fuerza vengadora irreflexiva, se parece cual copia de contacto al libreto original venezolano. En Caracas el Secretario General y candidato a la Presidencia de AD fue defenestrado una tarde y prohibido su acceso a la Sede del Partido. Mientras tanto, el Gobierno de Copei, con Rafael Caldera en la Presidencia, buscaba inútilmente políticos honestos para confeccionar las listas de candidatos a las elecciones. Igual sucede en Madrid: Rajoy no encuentra correligionarios libres de la tiña de la corrupción y el PSOE acaba de secuestrar la sede del Partido local, cambiando cerraduras y echando trabajadores a la calle. 

 5.- Como sucede en España, la Cámara de Senadores de Venezuela no pasaba de ser un asilo para políticos avejentados, donde ejercían como negociantes de influencias, estafadores y con frecuencia, vulgares criminales que paseaban su impunidad con el descaro que caracteriza a la mafia política.

6.- En 1998, el Gobierno caribeño de Copei, propuso combinar sus fuerzas con AD, oferta que los socialistas rechazaron por temor a que los pocos simpatizantes con los que aún contaba pudieran saltar al Chavismo. Por idénticas razones, PSOE ha rechazado la unión de fuerzas con los Populares. 


7.- Los argumentos esgrimidos contra Podemos desde las trincheras del PP, PSOE, empresarios, Iglesia, sector bancario y medios de prensa, son idénticos a las que se escuchaban en Venezuela contra el Chavismo a finales del siglo pasado. Acusaban a Chávez y los suyos de comunistas, estafadores, enemigos de la democracia que prohibirían la libertad de expresión y perseguirían a la oposición... Más insistentemente los tildaban de inexpertos en gestiones de gobierno y de chusma financiada por Cuba para hundir al país- Desde luego no faltaron exaltados que los llamaban brujos del desastre y demonios de tres cabezas.  


Por desgracia muchas de esas críticas tenían base cierta, pero nadie prestó atención porque eran voceadas desde los nidos de la corrupción. Los gritos salían de las bocas asquerosas de ladrones de oficio conocidos, jefezuelos de la mafia política que había hundido al país. Igual que en España, los que criticaban a Chavez y aquí a Podemos, son politicuchos de tradición, medios de prensa y periodistas pagados, empresarios enchufados del Estado, inventores de obras fantasmas y fabricantes de contratos, obispos de la Iglesia pervertida, miembros del aparato judicial sometido... Las verdades dichas por los sectores corruptos fueron entendidas, igual que en España, cual mentiras provocadas por el miedo.


CONCLUSION: 
Ante el avance incontenible de Chavez, AD y Copei  llegaron a fraguar su alianza, pero no lograron encontrar un político capaz de generar confianza en la población. En el cenit de la desesperación, nombraron a una reina de belleza, Irene Sáez, candidata conjunta a la Presidencia para las Elecciones de 1999. 
Como todos saben, el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela aglutinó 80% de los votos. Aquella victoria funesta lanzó a Venezuela por el tobogán del desastre. Hoy es una sombra sucia de aquel país que conocimos: próspero, pacífico y moderno. Desgraciadamente su sociedad fue defraudada por el bipartidismo de AD y Copei, cuyos dirigentes y miembros saciaban sus ansias de riqueza en el tesoro público fraguando contratos amañados, falsificando pagos millonarios y repartiéndo sobres con dinero al mismto tiempo que empleaban el Fisco y la Justicia para vender favores, encubrir defraudadores, conceder licencias criminales y perseguir a los opositores.

La Venezuela millonaria, rica en petroleo, hierro, aluminio, diamantes, oro, uranio, ríos y montañas, se ha convertido en una tierra de conflictos y violencia con una criminalidad que alcanza los 25 mil asesinatos por año, cifras solamente superadas por las masas de gente luchando por encontrar comida y haciendo colas infinitas para saciar el hambre. Aquel país que además de petróleo y hierro exportaba arroz, café, cacao, leche y carne, hoy ni siquiera ofrece papel higiénico ni pañales para contener las diarreas virales.


Esa Venezuela arruinada tardará más de 50 años para recuperarse, además de los 30 años de cleptocracia democrática del pasado y 20 de chavismo monstruoso actual. Ese país es el vivo ejemplo de la impotencia para deshacerse del bipartidismo podrido, desesperanza que lo llevó a lanzarse al abismo del comunismo caribeño fomentado desde Cuba.


Esperemos que la similitud política de Venezuela y España no conduzcan al mismo desenlace, que no lleguemos a los mismos extremos. Debemos ingeniárnosla para deshacernos del bipartidismo con paz y sosiego, llevar ante una Justicia saneada a los sinvergüenzas y ladrones, salvar a la población de la desesperación impuesta por los sectores financieros, reordenar los factores sociales, recuperar el bienestar y seguridad social que merecemos y olvidar que alguna vez España fue pasto del crimen político orquestado por dos organizaciones criminales: los herederos del franquismo y el falso socialismo.