martes, 11 de julio de 2017

EL DERECHO A DECIDIR


Han sido tanta y tan variada la basura que se ha dicho y publicado desde las llanuras de Castilla sobre el REFERENDO de Cataluña y los catalanes, que no podía dejarlo pasar por más que sectores interesados se empeñen en repetir que solamente se trata de otro suflé catalán y que el Referendo no se celebrará. 

¿Es Cataluña una nación? 
Quien lo ponga en duda es un imbécil o ignorante. Somos nación porque tenemos una cultura e historia diferenciada de los demás pueblos de Europa y también de España, a la que no nos une nada, aparte de la Hacienda Pública. 


Nuestra lengua y cultura es distinta, por más que Castilla se haya empeñado en invadirnos con  hambrientos que llegaron buscando un futuro en nuestra tierra, personas que por fortuna progresaron con su trabajo y adoptaron la catalanidad como forma de vida. Son los García, Pérez y Martínez que hablan y piensan en catalán, aunque que Madrid no lo admita.


Nuestra sociedad es distinta de España por su dedicación al trabajo, productividad, ahorro, conceptos morales y capacidad organizativa proverbial, muy por encima de la rapiña y dejadez habituales de Castilla. Basta comparar dos operaciones típicas que señalan el carácter de ambas naciones: las memorables Olimpíadas 1992 que siguen siendo ejemplo para el mundo y el retorno de las tropas españolas en el YAK-42, cuya irresponsabilidad y corruptela costó la vida de 62 soldados y la ganó la Embajada de Londres al culpable.

Nuestro folclore y deporte nacional nada tienen que ver con España, salvo las burlas que habitualmente promueven los castellanos en sus medios de comunicación hacia la sardana y los castellers. 
El martirio y matanza de toros para diversión del vulgo es la "Fiesta Nacional" de España, una atrocidad que en Cataluña está prohibida por razones morales aunque el tristemente célebre T.Constitucional pretenda obligarnos a ser salvajes. A mí personalmente, de las corridas solo me gustan las escenas donde el toro destripa al torero, igual que a millones de españoles y catalanes.

Hasta el conflicto entre España y Cataluña, que nosotros estamos resolviendo civilizadamente, democráticamente, en Madrid lo siguen llamando "traición catalana", otra demostración de la tara intelectual que llevó Castilla a perder su imperio y que sigue justificando cualquier bajeza y canallada en la lucha política de ese país.


En Cataluña rechazamos la corrupción, prueba de ello es que los Pujol han sido socialmente rechazados  y el partido que fundaron, CIU, ha desaparecido. En este país la política viene desde abajo pero en España es al revés; los de arriba ordenan y mandan con el apoyo obtuso de las masas que aplauden sus robos y ven natural que los Ministros utilicen el Estado para fabricar expedientes falsos, colaborar con los ladrones, destruir pruebas, corromper la Policía y amañar sentencias. 

Estas y otras diferencias dejan claro que estamos hablando de naciones distintas, una dada a la violencia y a vivir de los demás y la otra formada por personas laboriosas que buscan en la ciencia y las artes su expresión de pueblo. No creo necesario ponerle nombres a ambas naciones.

¿Es Cataluña un Estado?
No lo es, todavía. Durante más de 300 años hemos vivido subyugados por las armas castellanas que han explotado nuestra laboriosidad e insistido con violencia para arrasar nuestra cultura y sentir nacional. No seguirá siendo así. Con su actitud colonialista y persecución de los nacionalistas catalanes, Castilla solo ha despertado la reacción de nuestra población en grado proporcional al trato recibido y hoy su bandera roja y amarilla es vista como el trapo despreciable que identifica a nuestro peor enemigo.

¿Es este rechazo a Castilla unánime entre todos los que vivimos al Este del Ebro? No, muchos hay que siguen amando a España, en su gran mayoría algunos de los que vinieron de los montes y arenales del Sur, otros que aprovecharon la Dictadura para enriquecerse y algunos oportunistas que representan la corruPPción, a la banca española y la muy podrida organización empresarial que mantiene vivo al grupo de traidores llamados Ciutadans. 

¿Será Cataluña un Estado?
Todavía no lo sabemos. Para resolver este asunto realizaremos el 1º de Octubre el REFERENDO de Cataluña. Ese día pondremos URNAS, tan seguro como que el Sol sale por las mañanas y se esconde por la tarde. 
Si Castilla manda otra vez sus ejércitos a bombardear y asesinar catalanes, lo soportaremos bajo tierra y votaremos. Si continúan amenazándonos con sus Tribunales, volveremos a pasar por allí para verles las caras y VOTAREMOS. Si los Mossos son obligados a traicionar a Cataluña, lo aceptaremos, pero VOTAREMOS. Si tenemos que habilitar nuestras cocinas y garages para poner las urnas, lo haremos y VOTAREMOS. Y si finalmente envían nuestra decisión a revisión por el T.Constitucional, nos reiremos mientras izamos la Estelada donde nos dé la gana.   


El 1º de Octubre votaremos los que marquen un "NO" en armonía con los que prefieran el "SI" y exigiremos que el President de la Generalitat y el Parlament respeten el resultado. Si gana el "SI" por la INDEPENDENCIA, queremos que se declare la creación de la República de Cataluña en un plazo máximo de 36 horas. 
Si gana el "NO", aceptaremos que debemos seguir siendo una colonia de España, exigiremos que el President convoque a elecciones al día siguiente y que sus Consellers se vayan a la calle a buscar trabajo.
¿Será Cataluña un Estado soberano? lo sabremos en la noche del 1º de Octubre. Hasta entonces harían bien los medios de comunicación castellanos en respetar la democracia y permitir que castellanos y catalanes podamos seguir siendo vecinos amables en el futuro. Ya está bien de sembrar odios, de crear infamias y alabar a los criminales que hacen de la política en Castilla su asqueroso modo de vida.