
Que un ex Presidente del bipartidismo español, Felipe González para más señas, califique de absolutista cualquier acto de votación popular, es un exabrupto, pero acompañarlo con calificativos tan graves como fascismo puro y nazismo, debería llamar la atención por escandaloso y extremista.
Más inexplicable es que tales acusaciones hayan sido dirigidas contra un pueblo que fue víctima en fechas recientes, del fascismo extremo aplicado desde Madrid por el régimen dictatorial de Francisco Franco, con el apoyo activo de los Ejércitos Nazi alemán y Faschista italiano. En esta caso la acusación de Felipr González constituye una CANALLADA.


Los nazis dedicaron su máximo esfuerzo a eliminar las libertades y los ejércitos de las muchas naciones que invadió, robó sus bienes y tesoros artísticos e instauró campos de concentración destinados a contener mano esclava y asesinar más de 11 millones de hombres, mujeres y niños en los hornos crematorios.

El pueblo judío contribuyó a ese holocausto con más de 6 millones de muertes.
El hecho de que calificase de nazi al Gobierno electo y colectivo de Cataluña, cuya población fue masacrada por los bombardeos de la aviación y tanques enviados por Adolfo Hitler y Mussolini, escapa a toda explicación razonable.

Que además, el Presidente LLuis Companys y autoridades democráticas y LEGITIMAS de Cataluña, fuesen encarcelados y fusilados en 1940 por orden del Gobierno fascista de Madrid, constituye el no va más de una mente pervertida.
Pocos días después de haber difamado a Cataluña, este personaje pretendió lavar la ofensa declarando que Cataluña es una nación, aunque se cuidó de corregir sus acusaciones de nazis y fascistas. Vano esfuerzo, porque tratándose de un hecho evidente, no necesita de declaraciones interesadas para ser cierta.

Hoy esa misma moral lo lleva a emplear libremente la palabra NAZI como si se tratara de un argumento deportivo. Con sus insultos, el señor FELIPE GONZALEZ, ex Presidente de España, ingresa al mundo de los enemigos declarados de Cataluña. Se convierte en digno heredero de Francisco Franco y precursor de Aznar y Rajoy, todos ellos impulsores de la España oscura y del odio a Cataluña.
No tuvo Felipe González el privilegio de dirigir los Panzer que aplastaron los pueblos y ciudades catalanas ni de pilotar algún avión con la Cruz Gamada que sembraron de bombas las plazas y edificios de nuestra región, pero se ha dado gusto lanzándonos carretadas de excremento salidas de su mente pervertida.

Hasta la semana pasada pensé en Felipe González como un anciano que había dejado olvidados sus principios socialistas años atrás, cuando pisó por vez primera los escalones de La Moncloa. Hoy comprendo que nunca los tuvo. Jamás pasó de ser un charlatán, hábil embaucador de multitudes, protagonista de Gobiernos tan corruptos como el actual, solo que supo nadar mejor que Rajoy en el fango cloacal de la corrupción que dirigió.
Es evidente que ese viejo cadáver político ha colmado el pote de la desvergüenza hacia Cataluña. Nos ha calumniado e insultado en su afán por ganar simpatías y votos en esa España que él y los falangistas populares han utilizado para enriquecerse favoreciendo los intereses más oscuros de la sociedad. Lo ha hecho cual homenaje a su contraparte, Aznar y Rajoy, para seguir sembrando odio hacia la población catalana, aunque de poco le servirá, porque el 27 de Septiembre venidero votaremos por nuestra DIGNIDAD y LIBERTAD.