La historia de España debería ser tema de análisis obligado en los centros de estudios políticos y sociales, pues constituye el ejemplo clásico de Gobiernos empeñados obstinadamente para llevar sus aíses hacia el subdesarrollo. España, aquel imperio que trescientos años atrás fuera el más grande del mundo, ha involucionado hasta el tercermundismo llevado por su afán de copiar la corte de Felipe II.
Hoy en día, ese reino empequeñecido y desmoralizado, sigue creyéndose el ombligo del mundo a pesar de la miseria que le invade. A finales del Siglo XX, la fortuna pasajera sonrió a los españoles y por obra de la generosidad continental, fue admitido en el seno de la Unión Europea y ayudado con miles de millones de euro para que pudiera consolidar su incipiente democracia. Fueron recursos tirados a la basura, en buena parte robados por los cortesanos del viejo Imperio Español del cual, pasados cinco Siglos, solo quedan un raído escudo Borbón y tozudas telarañas en las mentes de su clase dominante.
En pleno Siglo XXI, cuando el tema de la energía y el desarrollo de la materia prima elemental (inteligencia humana) marcan la pauta en Occidente y el Lejano Oriente, el futuro de España se debate entre la grosera inmoralidad de los Gobernantes y el hambre de sus pobladores. El ejemplo dado por países que han salido del horror y la desolación, como Alemania, Japón, Corea y Suráfrica, de nada han valido. El empeño puesto por esos países para educar e instruir a sus ciudadanos a fin de convertirlos en seres productivos, ha sido un éxito tan clamoroso que los demás países han seguido el mismo camino.
Todos lo han comprendido y copiado, menos países como Argentina, Venezuela y España. Los Gobiernos sucesivos de este último, desde que se libró de la Dictadura, se han dedicado a saquear el Tesoro y los fondos de ayuda de la UE. Ha sido y sigue siendo un circo en el cual los que tienen el Poder se dedican robar y hacer negocios a la vista de una pléyade de cortesanos (dipuados, senadores y prensa) que recogen las migajas y aplauden estúpidamente hasta las más evidentes idioteces de sus jefes. Ha sido tal la involución de España que hasta tirar el dinero malhabido matando animales en la estepa africana se considera un acto cívico. Cualquier comparación con la moral de La Cosa Nostra sería admisible.
A estas alturas de la película, mientras Cataluña se dirige decididamente hacia la independencia para librarse de la banda de sinvergüenzas que gobernan desde Madrid, España continúa empeñado en imponer sus leyes imperiales para resolver el problema, las "leyes" de la Edad Media que obligaban a súbditos y siervos a callar ante el expolio y bajar la cabeza ante sus amos. Se sorprendieron de que Cataluña no hiciese caso. Actuamente la enanesca Vicepresidenta continúa "advirtiendo" sanciones severísimas contra los líderes catalanes que se burlan de sus leyes. A su vez la Fiscalía del Estado se transforma en un saco de grillos incapaz de encontrar la luz entre sus miembros para tomar medidas que satisfagan los caprichos del Gobierno.
Razón tienen aquellos que critican la falta de estadistas en el Gobierno Español. Yo agregaría que también carecen de personas decentes, educadas, instruidas y con un poco de vergüenza. Ni siquiera el Presidente Rajoy es capaz de expresarse en español sin leer un papel previamente elaborado, ni participar en ruedas de prensa en las que los periodistas están impedidos de formular preguntas sin control previo. Debería ser motivo de alarma que los Presidentes de España no hayan sido capaces de expresarse en Inglés, idioma obligatorio para cualquiera estadista que salga de sus fronteras. Aznar fue el único que podía entenderse en Inglés, aunque lo hablaba al estilo manchego con acento de mastor montaraz.
Tal cúmulo de taras mentales y morales explican POR QUÉ y CÓMO, Cataluña pudo protagonizar una consulta popular convocada desde el año 2013, prohibida repetidamente por el Gobierno del Estado y suspendida en dos oportunidades por su Tribunal Constitucional. Por si tales prohibiciones no bastaran y en ratificación de la violencia anunciada por la Falange y otras fuerzas pro-nazis, desde Madrid también amenazaron físicamente a Cataluña enviando tanquetas armadas y más de 500 efectivos anti-disturbios, que se concentraron en terrenos del Besós adyacente a Barcelona.
Por desgracia para los españoles, la clase dominante de Madrid también controla la prensa, que se ve obligada a ensalzar criminales y hacerse la sorda, muda y ciega ante el abandono evidente del país. A nadie extraña ya contemplar en la TV a Directivos de diarios madrileños asegurando que España es un emporio industrial, sin rastros de desempleo y con los mayores ingresos per-cápita de Europa. La actitud de la prensa de Madrid respecto al Gobierno , evidentemente bien pagada, es tan servil, que bien podríamos acusarle de ser la causa del desastre social y moral del pais.
España debe despertar de su sueño imperial y recapacitar, comprender que Cataluña ha decidido dejar de pertenecer a los españoles. No se trata de que los catalanes necesitemos que nos amen, como dice Pedro Sánchez, dirigente del PSOE, es que han habido demasiados desencuentros, demasiados desprecios, demasiadas ofensas, demasiados abusos y ahora solo queremos alejarnos.
Como había advertido Artur Mas al Gobierno de España un mes antes del 9-N, la astucia siempre es mejor arma que la estupidez, por fuerte y alto que se amenace. Fue la astucia el arma que permitió a Israel y David vencer a los Filisteos. Pero este 9-N David no le quitó la espada a Goliat para cortarle el cuello, simplemente se la metió por el trasero.