
Un año después de la vacante del trono de Castilla, Luis XIV, El Montruo, Rey de Francia, decidió declarar sus aspiraciones sobre el Reino de Castilla, para lo cual designó a su nieto Felipe, que asumió el título de Felipe V. Simultáneamente Carlos III, declaraba en Austria sus derechos sobre España, que le llevaron a organizar la Gran Alianza, para enfrentar a Luis XIV, formada por Austria, Holanda, Inglaterra y Dinamarca, que inició la Primera Guerra europea contra Francia y España. A la Gran Alianza se unieron poco después Cataluña y Portugal, que no reconocieron a Felipe V ni aceptaban el despotismo a la francesa que Luis XIV pretendía imponer en toda la Península, además de pretender unir ambos territorios en un solo país bajo el yugo Borbón.

En 1704 Carlos III desembarca en Portugal y forma un ejército aliado itegrado por Portugal e Inglaterra. Ataca Castilla, pero es repelido. Por el Sur, el almirante Rooke se desplaza hasta Gibraltar y toma el Peñón en nombre de Inglaterra. Desde entonces el Peñón continúa en manos inglesas.
1711: Las hostilidades continuaron en España sin mostrar un claro vencedor. En ese año el Emperador José I de Austria, murió de viruela. Carlos III, Karl en Austria y primo del difunto, fue elegido Sucesor y abandonó Barcelona junto con sus aspiraciones sobre el trono de Castilla. Su aliada Cataluña quedaba desprotegida, razón por la que el tratado de evacuación de las tropas extranjeras, firmado en 1713, incluís previsiones para garantizar la inviolabilidad de Cataluña. Ingleses, austriacos, holandeses y portugueses retiraron sus tropas de España, no así los franceses, que violaron el acuerdo y cercaron Barcelona en Julio de ese año con más de sesenta mil franceses. El Parlamento Catalán, lejos de rendirse, proclamó la resistencia armada que se organizó con los ciudadanos catalanes.
Desde Julio de 1713 al 11 de Septiembre de 1714, Barcelona resistió el asedio del ejército francés. La ciudad fue cercada por tierra y mar con casi cien mil hombres que la sometieron al hambre y la destrucción sistemática con bombardeos incendiarios permanentes. El 11 de Septiembre Barcelona fue definitivamente aniquilada y sus habitantes y autoridades pasados por las armas o esclavizados sin distinciones de edad ni sexo. Pasados los años, casi un siglo, los supervivientes que se habían escondido en las montañas, volvieron a reagruparse en pueblos y ciudades y aunque sometidos a un régimen absolutista que los condenaba a la condición de siervos, lograron desarrollar la agricultura, el comercio y la industria hasta recuperar su preeminencia en el Mediterráneo y constituir uno de los núcleos textiles y editoriales más importantes del mundo industrial.

La dedicación al trabajo de los catalanes fue tolerada y aprovechada por los Borbones para continuar manteniendo el reino tras la pérdida de las colonias americanas. A finales del Siglo XIX los Borbones perdieron Puerto Rico y Cuba gracias a la ayuda decisiva de los Estados Unidos. Pocos años después los catalanes se declararon socialisdtas y anarquistas, y ayudaron al resto de España a emanciparse de la dictadura Borbónica y la de Primo de Rivera que le siguió, estableciendo la República. En 1939, una alianza formada por los militares, la Iglesia Católica y el Tercer Reich, dió un golpe de estado para implantar una dictadura que duró 44 años y dejó más de un millón y medio de muertes, la mitad por motivos de venganza o robo. Entre los asesinados por Franco, se contaba nuevamente el Presidente de Cataluña, Lluis Companys.


En el año 2010, el intento legislativo para lograr una relación política medianamente aceptable con España, titulado Estatut de Autonomía, fue revisado por el Tribunal Constitucional de Madrid con tantas enmiendas y recortes, que los catalanes lo señalaron como el último de los vejámenes.
El 11 de Septiembre de 2012, fecha de La Diada que rememora la destrucción de Barcelona y conquista de Cataluña por las tropas francesas, los catalanes se hicieron presentes en todas las ciudades y pueblos de Cataluña para clamar por la Independencia. En Barcelona más de millón y medio de personas coparon el centro de la ciudad bajo el lema "Cataluña, Nuevo Estado de Europa". Cuatro meses después, un 23 de Enero de 2013, el Parlamento Catalán recién electo y bajo la presidencia de un conservador moderado, Artur Mas, aprobó por votación de 85 a favor y 41 en contra, la moción para legislar la autodeterminación de Cataluña.
Los dos años siguientes constituyeron un camino de martirio sostenido de su población. El Estado Español secuestró los impuestos, interfirió en su financiamiento, interpuso acciones legales ilimitadas, fabricó infamias morales y fiscales, amenazó a los dirigentes, suspendió y retrasó el pago de las pensiones, boicoteó la producción industrial, interfirió con el turismo y atemorizó a la población con acciones armadas. Finalmente el Parlamento convocó unilateralmente a elecciones generales de Cataluña para someter a consideración dos opciones de la futura relación con España. 1: Continuar la relación actual como provincia española. 2: Declararse Estado Soberano independiente. Como era de esperar, la segunda opción ganó por una mayoría del 86%.

Veinte años después, tras superar múltiples presiones bilaterales e internacionales ejercidas por España, Cataluña se ha convertido en un faro de cultura y laboriosidad mediterránea, cuyos productos exhiben la característica marca de calidad. Sus puertos y aeropuertos están entre los de mayor intensidad comercial del Continente, por los que pasa casi todo el comercio de Europa con Africa y el Lejano Oriente. En deportes, Cataluña destaca con luz propia, Barça sigue siendo uno de los equipos de fútbol más característicos e importantes del mundo y Barcelona se ha consolidado en el mayor destino turístico de Europa.
A mediados de este Siglo XXI, con la clase política de Madrid totalmente renovada, las relaciones de Cataluña con España se encuentran en una etapa de colaboración mutua. Las diversas invitaciones veladas de la Unión Europea para que Cataluña se integre al organismo continental, han sido agradecidas pero no formalizadas, seguramente porque Cataluña, recordando los 300 años de servidumbre y amargura que sufrió a consecuencia de asociaciones inoportunas, prefiere seguir andando sola.
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