El 17 de Agosto de 2017, Barcelona y luego el puerto de Cambrils fueron atacados por el terrorismo que inmediatamente calificaron de "islamista", con saldo de 12 muertos y 48 heridos. Pensamos que el ataque formaba parte de otras masacres recientes en Europa.
Londres, París, Berlín y Bruselas habían sufrido el horror del terrorismo dirigido desde los centros del radicalismo musulmán, principalmente ISIS y Al-Qaeda.
En Europa los terroristas habían logrado evadir las fuerzas policiales por unos días, seguramente porque en sus planes operativos habían incluído vías de escape seguras. En Bruselas tardaron semanas hasta atrapar el jefe de la banda, en cambio la Policía de Cataluña dio muestras de una eficiencia que asombró al mundo: en 24 horas habían desbaratado una banda múltiple; sus 3 cabecillas y 5 de los operativos perdieron la vida y otros 3 fueron detenidos, todo en dos días.
Gracias a esa eficiencia inaudita, los Mossos d'Esquadra y su Comandante, el Mayor José Luis Trapero, se hicieron famosos, casi como héroes míticos y la población reaccionó llevándoles flores y adornando sus patrullas con ramos improvisados hasta cubrirlos de colores.
Por asociación de ideas, los ataques a Barcelona fueron acusados a las organizaciones islamistas. Así lo señaló el Ministro de Interior, un oscuro personaje de apellido Zoido, que se estableció urgentemente en Barcelona pretendiendo ignorar a los Mossos d'Equadra para acreditar sus éxitos a la Policía Nacional y Guardia Civil, que en nada habían intervenido antes de su llegada y que nada hicieron después, porque los dos frentes terroristas fueron desbaratados en horas.
Una semana después empezaron a circular noticias sobre una supuesta alarma que el FBI habría enviado a la Policía Catalana sobre el atentado en La Rambla. El FBI lo negó rotundamente de inmediato, aunque supimos que en Madrid recibían informaciones sobre terrorismo desde USA, que luego no comunicaban a Cataluña.
Poco después salió a la luz que el jefe de los terroristas, el imam Abdelbaki Es Satty, radicado en Ripoll, mantenía nexos con la Policía española y el CNI (Centro Nacl. Inteligencia) en calidad de confidente. Se trataba de una situación tan estrambótica que pocos le dieron crédito en aquellos días.
La Fiscalía razonaba que los Mossos debían haber agredido a la población como lo hicieran la Policía Nacional y Guardia Civil, que ese día dejaron en las calles 1062 heridos de gravedad variable. La acusación a Trapero era en venganza retardada por haber demostrado el 17 de Agosto una profesionalidad y eficiencia policial inalcanzables en España. A mediados de Octubre España anuló el Gobierno de Cataluña, Trapero fue retirado de la Jefatura del Cuerpo y destinado a labores de oficina a la espera del juicio por alta traición, que casualmente empieza en estas fechas.
A comienzos de este año 2019, en la Alcaldía de Ripoll, otro imam de la ciudad prestó declaración pública explicando que Abdelbaki Es Satty mantenía contactos con los cuerpos de seguridad de España, cuyos agentes habían estado en la mezquita preguntando por él en tres ocasiones.
Coincidencialmente los terroristas detenidos declararon haber poseído documentos suministrados por los cuerpos de seguridad españoles sobre manufactura de bombas. No estaba claro quienes les habrían entregado esa información, pero algunas hojas llevaban el sello del Min.Interior.
Tal cúmulo de información sugiere que algún organismo del Gobierno de España podría ser corresponsable (por activo o por pasivo) de los ataques terroristas en Cataluña, lo cual se ha visto al fin corroborado por la Fiscalía que, inexplicablemente, se niega a acusar de asesinato a los tres terroristas detenidos que participaron en la masacre de La Rambla.
Sorprende que una justicia tan revanchistas y dura como la española, capaz de acusar de "alta traición" a un comandante policial con hoja de servicios envidiable, trate con tanta benevolencia a terroristas que causaron la muerte de inocentes en La Rambla. Quizás ello se deba a que los crímenes en Barcelona no son delitos graves para la justicia española, aunque también podría obedecer a la necesidad de asegurar que los terroristas mantengan sus bocas cerradas sobre un secreto a voces: Cataluña fue víctima del terrorismo Made in Spain.