La tristemente célebre SANTA INQUISICION española, fue eliminada por orden expresa de Napoleón Bonaparte en 1808. A pesar de ello, el restablecimiento de los Borbón en el trono de España dio pie a que fuera restablecida, no ya con la Orden Dominica, sino bajo jueces obedientes a los bajos intereses del Poder. En el siglo pasado Francisco Franco continuó la práctica del terror mediante un Poder Judicial más sofisticado aunque igual de servil y perverso, que empleaba sentencias pre-impresas para resolver juicios con encarcelamientos y fusilamientos. A estas fechas el sistema sigue vigente, si bien la pena de muerte está prohibida por la Unión Europea.

La nefasta Inquisición fue inventada por la Iglesia de Roma a finales del primer milenio aunque no fuera implantada hasta 1478 por los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, que encontraron es esa vieja Bula Papal el instrumento perfecto para el sometimiento de sus siervos en Castilla y territorios conquistados. Bien sabido es que la Inquisición, siempre al servicio de la realeza, se valía de tormentos y sacrificios contra antagonistas de sus amos y gentes del populacho, consiguiendo así mantener el terror para asegurar el sometimiento voluntario de las masas.



Un martirio equivalente está aplicando en estos momentos la Inquisición Española moderna, llamada Poder Judicial, a los rehenes catalanes: traslados en martirizantes furgones con asientos de hierro entre Castilla y Cataluña, alimentación a base de pan sucio con algo mantecoso y agua, martirizados con manillas de hierro y encarcelamiento junto a criminales de toda índole. Este maltrato se incrementará con el acercamiento a Madrid para el procesamiento.
¿A que se debe tanto maltrato? La Fiscalía no quiere que puedan concentrarse en el juicio, que escuchen a sus acusadores ni entiendan las preguntas. Los necesita cansados, hambrientos, acosados y desesperados, para que la TV española exhiba desechos humanos y el triunfo de la Justicia sobre el Mal. Es la Inquisición en su nuevo papel justiciero.Yo que conozco alguno de esos héroes, sé que será difícil doblegarlos, jamás admitirán males que no han cometido y no pedirán tregua ni cuartel. Están cumpliendo sus promesas al electorado: librar a Cataluña del yugo español.
Lo que no alcanzan a entender los justicieros españoles y sus mandantes, es que estamos en el Siglo XXI, que Internet ha unido al mundo y su prensa tarifada ya no puede inventar la verdad y cuando lo hace, nadie le cree.
En este siglo los Pirineos ya no protegen al Gobierno español de observadores extranjeros y de la justicia europea. Desde Ginebra, Berlín, Edimburgo, Bruselas y Estrasburgo, nos están mirando y la Comisión Europea ha encargado al Comité de Derechos Humanos la labor de observar y evaluar el juicio a los líderes catalanes. La justicia española ya no goza de libertad de criterio ni impunidad de acción, ya no puede inventar crímenes, improvisar procedimientos ni asociarse con el Opus Dei y Vox para impartir "justicia" inquisitorial porque existe un Tribunal Internacional que pone orden en última instancia.

Existen antecedentes para creer que las sentencias contra los líderes catalanes ya han sido impresas y que la influencia del Opus Dei, por uno de sus miembros en el Jurado, y de Vox y PP en otros tres, será determinante. Pero sus decisiones serán revisadas en Estrasburgo y desde allí llegará la luz.
Los líderes catalanes, a diferencia de la chusma que manda en Madrid, son gente dispuesta a sacrificar sus vidas y su libertad por la independencia de su patria. Eso prometieron cuando pidieron los votos y eso están cumpliendo desde la cárcel. Otros, en el exilio desde mediados del 2017, están al frente de una campaña mundial educativa. Carles Puigdemont, President de Catalunya, dirige las acciones en la Capital de Europa y ya es evidente que la tortilla no solo se ha dado
la vuelta, se ha movido de sartén.

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