jueves, 26 de septiembre de 2013

BALANCE TEORICO DE LA INDEPENDENCIA - parte 5 última

Hemos analizado someramente los aspectos más notorios de la independencia catalana, emocionales, socio-políticos, comerciales y económicos, así como las aspiraciones que nos alientan como colectivo histórico y que España se ha empeñado en negarnos. Veamos finalmente algunas consideraciones importantes sobre lo que cabría esperar el año entrante y las conclusiones que esperamos


CONSIDERACIONES:

El problema Catalán, como lo denomina despectivamente España, ha saltado al primer plano europeo. Si la concentración en Barcelona del 2012 llamó la atención, los actos de La Diada de este 11 de Septiembre de 2013, con más de 1.600.000 personas formando la cadena que atravesó Cataluña desde Francia hasta la región valenciana, demostró que más que un problema lo que existe en el Noreste de España es un conflicto de dimensión europea.

Además de la muchedumbre que asistió ese día al llamado por la independencia, Europa tomó nota de otros factores implícitos:

  • La política catalana no está dirigida desde la sede del Gobierno; surge claramente desde la base de la población, de manera evidentemente transversal y unitaria.
  • Una concentración de tal magnitud está más allá de la capacidad de convocatoria de cualquier Gobierno de Europa. Organizar un acto que involucra a 1.600.000 personas a lo largo de 400 km, incluyendo alimentación, transporte, suministros, medicamentos y atención especial a los inválidos, niños menores y personas mayores, es un acto de dimensiones monstruosas.
  • Que el transporte y distribución de las personas se hubiera cumplido en menos de 4 horas cubriendo distancias de hasta 300 Km, convierte el hecho en una gesta histórica, más meritoria aún porque cada participante debió sufragar su participación, traslado y manutención.
  • Quizás lo más asombroso de La Diada radica en que no hubo un solo hecho que lamentar, ni un solo incidente o indisposición física que atender. Así pues, si la organización de La Diada estaba fuera de la capacidad del Gobierno Catalán, ha debido ser la propia sociedad civil la protagonista del hecho y eso ratifica que los catalanes, además de organizados y trabajadores, están decididos a lograr su independencia. Un sentimiento tan arraigado tiene que obedecer a razones muy poderosas.

  • España hará todo lo que esté a su alcance, internamente y a nivel europeo, para obstaculizar la independencia catalana. A ello respondemos: “nos harán perder tiempo y esfuerzos, pero no nos pararán”. España únicamente logrará que Cataluña se vea en la necesidad de dejar al descubierto la podredumbre de la política española, la vergonzosa servidumbre de la justicia al poder político, las acciones criminales de la banca, las perversas interioridades de su Casa Real y los negociados que políticos de oficio y contratistas ladrones han protagonizado sistemáticamente para apropiarse groseramente de las ayudas financieras facilitadas por Europa.
  • España haría bien en comprender que cualquier esfuerzo o cambio de política para torcer la decisión de los catalanes, llegan tarde.  Podrá retrasar la independencia pero en el camino España como Estado quedará deshonrada y suerte tendrá si su Casa Real evita ahogarse en la cloaca que ella y su corte de políticos corruptos han alimentado.
 CONCLUSIONES

Damos por sentado que la independencia de Cataluña es un hecho irreversible en pleno desarrollo. Sabemos que la independencia reportará dificultades y satisfacciones, ventajas y desventajas con respecto al estado actual.

Hemos visto que las ventajas son sobradamente amplias en líneas generales frente a las desventajas, aunque no provienen tanto de los beneficios de la independencia en si misma, como del simple alejamiento de España. Para que el hecho de vivir siga valiendo la pena para los catalanes, es indispensable que recuperemos la libertad de nuestro país.

Además de recuperar nuestra identidad y respeto, la independencia nos permitirá disponer de todos nuestros recursos fiscales. Además, librarse del lastre de la marca España, debería abrirle a Cataluña un abanico de oportunidades comerciales que en el pasado se han frustrado porque la política y justicia de España tienen muy mala fama.

Seguramente lo más importante, será presentarnos ante el mundo con nuestra verdadera identidad y bajo nuestra propia bandera. Con ello, además de recuperar nuestra honra, daremos satisfacción a los viejos anhelos de nuestros antepasados.

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