
El fiscal Pedro Horrach pasará a la historia de España como el libertador de los indefensos. Este personaje tuvo la suerte de merecer ser el acusador (por el Estado) en el juicio a la Infanta Cristina y su marido, el espigado Urdangarín. La causa recayó en el Tribunal del honorable juez José Castro, quién decidió enjuiciar a ambos personajes por diversas travesuras propias de la Casa Real: Estafa, apropiación indebida, falsedad documental, cohecho, asociación para delinquir y paremos de contar para no cansar al lector.


El abogado Roca, contratado por el Rey Juan Carlos, explica que ese hombre ha encadenado a la Infanta con "amor". Así de simple: como Cristina lo ama intensamente - explica Roca - hace cualquier cosa, firma lo que sea, atestigua lo que le mande y se acuesta o levanta según ordena su amo. De ello tenemos pruebas gráficas elocuentes.
Algunos enemigos de España se han atrevido a lanzar alegatos de culpabilidad consciente contra la Infanta: esa mujer, afirman, está licenciada en Relaciones Internacionales, es ejecutiva en La Caixa, ha representado a España en diversos eventos internacionales y pronunciando discursos defendiendo diversos temas de interés mundial. Pero quienes conocemos la verdad sabemos que se trata de un escenario ficticio, un teatro de ilusiones manipulado por su marido. Hasta el diploma universitario a nombre de Cristina de Borbón y Grecia fue gestionado por el estafador sin que ella se enterase ni pasara por las aulas.

En la foto superior podemos ver a una falsa Cristina dirigiéndose a las oficinas de La Caixa en Barcelona, seguida por un cómplice de su marido. En realidad se trata de un maniquí asombrosamente parecido a la Infanta, que está siendo manejado desde atrás con hilos invisibles. En la foto de la izquierda, vemos a Urdangarín en familia, pero es una imagen trucada. Se trata del protagonista sosteniendo una foto de cuerpo entero de varios niños y la Infanta, un vil un montaje que ha empleado para embaucar a honestos funcionarios como Jaume Mata, ex Presidente de Baleares o Rita Barberá, humilde matrona valenciana, que cayeron en sus garras.

En conclusión, felicitemos a a Pedro Horrach por su labor humanitaria en favor de los desposeídos, de los retrasados mentales, de los imbéciles, sordos, mudos y ciegos del mundo. Gracias a él la justicia triunfará en España y una buena mujer, humilde en su ignorancia y desbordada por su amor ciego, se librará del destino que le esperaba por haber disfrutado a plenitud pero "inocentemente" del delito.
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