No se trata de xenofobia sino de JIHADfobia, un sentimiento que obedece al instinto de supervivencia. Lejos de haber desarrollado el odio hacia los extranjeros, hemos respondido al temor a los terroristas del Islam y su afición brutales al asesinato colectivo, terror a que nos vuelen por los aires cuando estamos comiendo un helado con nuestros hijos o secuestren una de nuestras hijas para entregársela como esclava sexual a cualquier bestia asesina de la Jihad islámica.
En Francia los seguidores del Islam representan un problema mayúsculo derivado de su falta de integración social y empeño para imponer sus creencias y bárbaras costumbres a nuestra sociedad, desde el sometimiento de las mujeres hasta el castigo sin límites de la desobediencia a la autoridad del macho.

En Dinamarca, donde los musulmanes en mayoría han tomado el poder local de algunos ayuntamientos, han prohibido las festividades religiosas cristianas y la celebración de la Navidad, claro ejemplo de su intolerancia a cualquier filosofía que no obedezca ciegamente al Corán. En España los musulmanes se aprovechan descaradamente y con planificación detallada, de los recursos destinados a socorrer familias en estado de pobreza y encima tienen el descaro de amenazarnos con apropiarse del país y echar los españoles al mar.

En Alemania han hecho uso descarado y a tal extremo de las ayudas sociales, que la población está reaccionando con violencia. Convocados bajo el lema "PEGIDA" (Patriotas Europeos Unidos Contra la Islamización de Occidente), los alemanes están decididos a impedir que las mezquitas sigan inundando el horizonte de Bon y otras ciudades, que las alemanas sean calificadas de "puta" por llevar el pelo y piernas a la vista y que las niñas alemanas nacidas bajo la señal del Islam, están condenadas a la esclavitud disfrazada de matrimonio.



La población española tiene la impresión de que las asistentas sociales ante las que acuden para pedir ayuda, los rechazarán de inmediato a menos que se llamen Hakim o Mustafá. Peor todavía si la española demandante de ayuda no viste burka o tapa su cabeza con un pañuelo. Si además, cada vez que Hakim o Mustafá se cruzan con una española en la acera, la toman por puta y exigen con descaro que se acueste con ellos, la relación entre el colectivo musulmán y el resto del país se vuelve imposible, como está sucediendo.
Lo incomprensible de la situación planteada es que, además de ser beneficiarios gratuitos de tantos beneficios sociales, los árabes se consideren maltratados y exigen públicamente mejores condiciones de vida, más ayudas públicas y libertad para modificar nuestra cultura, acabar con nuestra forma de vida, burlarse de nuestros valores sociales y convertir Europa en un campo de batalla como el que dejaron atrás en Africa y Asia, donde millones han sido condenados a muerte por los versos del Corán que mil seiscientos años atrás inventó el pretendido Profeta mientras cometía alguna atrocidad.
Para agravar la peligrosidad de la colonia musulmana en Europa y bajo la excusa de la libertad religiosa, nos vemos obligados a aceptar costumbres denigrantes en la indumentaria femenina que eliminan su personalidad. No pasa de ser estrategias para asegurar el anonimato de la mujer y obligarla a parecer inexistente. El burka al que nos referimos, también es utilizado habitualmente como disfraz para cometer atentados, pues nunca se sabe si quien se esconde bajo esos trapos es una madre de familia, un criminal disfrazado o si ella o él llevan una bomba sujeta al cuerpo, como ha sucedido tantas veces dejando millares de muertos.
¿Acaso nuestros gobiernos pretenden que nuestros hijos hereden ese salvajismo de sus vecinos? ¿Es que no han habido suficientes demostraciones en vivo de la barbarie que esa gente lleva consigo a dondequiera que van? ¿Es que todavía pensamos que con democracia y paciencia transformaremos a esos asesinos potenciales, a sus imames fanáticos de la violencia en ciudadanos capaces de convivir con nuestra cultura? ¿Seguiremos haciendo el papel de imbéciles y aceptando que Qatar patrocine con su petróleo la ola de terror internacional mientras patrocina actividades deportivas en Occidente y se pavonea abanicando sus dólares ante nuestra mirada estúpidamente respetuosa?

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