Decir que al bipartidismo político español le han dado un revolcón es quedarse corto. Lo que recibió el PP este domingo 24 de Mayo merece el calificativo de MEGA REVOLCON, una condena al Infierno en toda regla, aunque sus más destacados dirigentes, Rajoy entre ellos, pretendan disimular la paliza.
Muchos periodistas en nóminas del PP y diarios del sistema, tratan de maquillar el golpe; algunos, como ABC, La Razón, TeleMadrid, El Mundo, Paco Marhuenda y Eduardo Inda, morirán jurando que el bipartidismo sigue vivo, lo cual no deja de ser cierto, pero evitarán admitir que la vieja política española ha entrado en terapia intensiva con diagnóstico de muerte inevitable.
Estamos hablando de profesionales de la desinformación, farsantes profesionales que han pretendido tapar la evidencia de las calles, vulgares teatreros que han aparentando escandalizarse ante manifestaciones populares que reclamaban derechos constitucionales, chusma periodística que adoptaba posturas ridículas cuando algún contertulio anunciaba el nacimiento de nuevas fuerzas políticas para contrarrestar la falta de democracia y justicia social en España.
¿Qué podría explicar esta actitud? Se trata de medios de comunicación pertenecientes y al servicio de factores económicos tradicionales. No ha sido otra la razón de ser del bipartidismo español: prolongar la política y prebendas de la clase dominante consolidada bajo la Dictadura de Franco, adaptándola progresivamente a los nuevos tiempos para asegurar su permanencia. Desde que nació la presente Constitución (herencia de Franco por excelencia) la política del Estado Español ha perseguido una sola meta: Asegurar el predominio absoluto de la oligarquía dominante sobre la clase trabajadora, aflojando y pisando el acelerador de su voracidad conforme a las circunstancias sociales.
Para mantener la obediencia de la población para asegurar el grosero enriquecimiento y abusos de la oligarquía, los medios de comunicación han cumplido la función de lavarle el cerebro a los débiles. Claro está que los dueños de esos medios, son co-protagonistas de la miseria que han producido en España, del hambre que está asolando a muchas familias y de los desahucios, con frecuencia tramposos, que ejercen sus dueños banqueros con la colaboración entusiasta del Poder Judicial, que también disfruta de las ganancias económicas.
¿Qué regiones van librarse del desgobierno del Partido Popular? TODA ESPAÑA. Hasta Cataluña, bajo el gobierno de CIU, tan oligarca como el PP, ha pasado a manos de la oposición, con Barcelona como joya de la Corona. Esta y otras ciudades emblemáticas de España han sido conquistadas por agrupaciones de izquierda, entre ellas: Valencia, Cádiz, Lugo, Santiago, Badalona, Zaragoza, Toledo, Valladolid, Mérida, Málaga...
¿Qué factor clave ha permitido tal despertar del pueblo español? El cansancio. La gente se ha cansado de abusos, desidia, burlas, hambre, desprecio, insultos, infamias, robos, estafas, corrupción y sobre todo, de la prepotencia grosera y ofensiva que ha caracterizado a los personeros del Gobierno, de los entes legislativos, jurídicos, policiales y del propio Partido Popular.
La Presidencia del Mariano Rajoy nunca entendió que había sido elegido para servir al país, que debía emplear la mayoría recibida en la urnas como una facilidad para conjugar esfuerzos y gobernar con efectividad. En vez de agradecer la confianza otorgada por la población, Rajoy y sus partidarios se creyeron dueños de España, dándose a un banquete de abusos y acciones totalitarias sin fin, al mejor estilo de Felipe V, que asoló España a sangre y fuego hasta imponer sus caprichos y su Ley de Nuevo Orden.
La sensación que han dejado los populares es que su partido sufrió la metamorfosis de entidad política en banda criminal. Creyeron tener el derecho a retrotraer el tiempo para convertir a los ciudadanos en vasallos, eliminando todas las conquistas sociales y laborales alcanzadas en los últimos 20 años.
Al tiempo que le regalaban más de 55 € mil millones a los bancos y desfondaban el tesoro nacional, se cargaron los derechos laborales, bajaron los salarios, congelaron las pensiones, criminalizaron las protestas sindicales y populares, emplearon la policía para agredir a la población, pretendieron eliminar el derecho al aborto, inventaron terremotos y contaminaron playas para favorecer a empresas de amigos, pretendieron entregar la sanidad a empresarios incapaces, persiguieron la educación, enjuiciaron a jueces para impedir los juicios las tramas de corrupción y ladrones del partido y crearon todo tipo de trampas legales para eternizarse en el poder.
El poder los cegó y España los ha repudiado. A pesar de tal desmadre, imbéciles como Carlos Floriano, Sub Secretario General del PP, y Paco Marhuenda, defensor público del PP, afirman sin ruborizarse que su partido ganó las elecciones. Es verdad que un escuálido 28% de votos globales logrado por PP es mayor que los de otros partidos, pero significa un 20% de caída en intención de votos durante estos 4 años, más de 2,5 millones de votos. Que los diversos partidos opositores hayan sumado más del 70% de los votos que hoy les unen para asumir el poder, parece no ser digno de tomarse en cuenta. Según parece, están descubriendo la realidad.
Por fin los españoles han despertado de la pesadilla, del hambre repartida con palas a la ciudadanía, la burrología como ciencia de gobierno, la justicia manipulada como instrumento de venganza política y la corrupción en vez de moral pública. Esperemos que la sed de venganza no sea la característica de la reacción social que podría tomar cuerpo.
Pero los clavos del ataúd del PP los ha clavado la burguesía, abusando de su poder con exceso de prepotencia. El empresariado ha llegado al colmo de exhibir beneficios asombrosos mientras reducía salarios y despedía trabajadores con apoyo del Gobierno.
La clase dominante cometió el error capital de escoger imbéciles para retener el dominio en España, gentuza incapaz de disimular sus ideas totalitarias, tontorrones que luchaban descaradamente para reconvertir las provincias en colonias peninsulares, militares que ascendían por la escalera de la inmoralidad hasta alcanzar el generalato... Como ejemplos solo tenemos que mirar al Club de los Gafes: Ferández Díaz, Wert, Rajoy, Soria, de Guindos, Matos y algunos oficiales del Ejército protagonistas del último escándalo por acoso y confabulación castrense contra una oficial.
Se trata de gente obediente, cierto, pero incapaces de hacerlo con decoro y un mínimo de elegancia. Son tipos confiables, cierto, pero demasiado brutos para disimular. Son políticos fieles, cierto, pero tan faltos de moral como sus amos.
Claro está que parte de los pecados del Partido Popular, deben ser acusados al PSOE. El posado socialista de este partido fue absorbido por la cercanía al poder económico. Se corrompieron y perdieron la moral mínima que habría ofrecido al electorado una opción política.
Hasta Felipe González se dejó convencer para participar en el negocio de la energía y terminar como Directorio de Endesa, sin saber si un interruptor es lo que produce la luz o solo la almacena. Felipe es uno más de los corruptos que integran las puertas giratorias, el método adoptado por las empresas para agradecer los favores recibidos de la administración pública. En otras palabras, Felipe cobra de Iberdrola por haberle permitido joder a la población.
Igual que el ex Presidente, hay varias docenas de traidores. Cuando sus benefactores salen del Gobierno, la burguesía se ve obligada a guardarlos del público poniéndoles a vegetar en algunas de las empresas que emplean para estafar al país. Solamente así se explican los terremotos frente a Castellón, Tarragona y Canarias para iniciar proyectos petroleros imposibles, que la luz y el gas en España sea de los más caros de Europa y que los salarios bajen mientras la recuperación económica roza el 3% para beneficio exclusivo de los empresarios.
"Si no les gusta lo que hay,
formen un partido político.
A ver cómo les va".
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