Seguidor ferviente del proceso independentista de Cataluña, ha llamado mi atención la evolución (o involución) del lenguaje empleado para definir la cambiante situación. Se trata de un modelo lingüístico expresado con frases que persiguen, cual píldoras concentradas, describir con tres o cuatro palabras la actualidad del teatro de operaciones y diagnosticar su conclusión. Algunas frases son ingeniosas, otras trilladas y hasta acertadas en el corto plazo. Veamos las más significativas:
Noviembre 2006: "El Constitucional acabará con la estupidez de ese Estatut aprobado en Cataluña y en Las Costes".
Julio 2010:
"Con los recortes al Esatut ha triunfado la razón y ha vencido la Ley".
"El souflé catalán se desinflará como siempre, en menos de una semana".
Junio 2012:
"No hay nada qué el Gobierno de España necesite tratar con Artur Mas".
Septiembre 2012:
"Es falso que en la concentración pública de la Diada de Barcelona hubiera más de un millón de personas. Las imágenes solamente obedecen a trucos de cámara".
"Esa cadena humana fue un fracaso. No había ni 300 mil personas y casi todos eran niños".
Diciembre 2013:
"Los catalanes no podrán votar porque la Constitución no lo contempla".
"Si Cataluña se independizase, vagaría eternamente por el espacio infinito".
Febrero 2014:
"Los catalanes no pueden votar su independencia porque Cataluña pertenece a los españoles".
Mayo 2014:
"Artur Mas, el canalla independentista, se olvida de que existe el Tribunal Constitucional".
Julio 2014:
"Mientra yo sea Presidente, España no se romperá".
Agosto 2014:
"A veces, con astucia, el pequeño puede derrotar a un gigante".
Septiembre 2014: "¿Cómo coño hicieron esa bandera humana?".
"Con la prohibición del Constitucional, la consulta ha sido proscrita".
Octubre 2014:
"Las ideas independentistas de algunos catalanes pretenden llevar esa región a la edad media".
Me atrevo a imaginar que las últimas frases que leeremos en los medios de prensa y escucharemos en los audiovisuales seguirán el mismo derrotero. Se parecerán a los exabruptos siguientes:
Desde el banco madrileño:
"Los catalanes se han independizado con triquiñuelas, fuera de la ley, o sea que España y la Constitución han vencido".
Desde el bando catalán: "Se lo metimos torcido".
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