Todos entendemos que la expresión "doble rasero" se refiere a perversiones de juicio moral, económico o político sobre un tema cualquiera. A Jesucristo se le atribuye una valoración ejemplar de este conflicto cuando acusaba: "esos que critican la paja en el ojo ajeno sin hacer caso a la viga que llevan clavada en el suyo".
El doble rasero puede ser insignificante o de consecuencias mayúscula. Cualquiera de nosotros podría pecar sin consecuencias de doble rasero, aceptando actitudes en nuestra familia que en cambio criticamos en los vecinos, pero si nuestro juicio fuera diametralmente opuesto para acomodarse a nuestras conveniencias en casos de moralidad pública o temas criminales, las consecuencias podrían ser graves.
En el plano político el doble rasero es imperdonable porque discrimina a la población y pervierte la justicia, como acaba de protagonizar Concepción Dancansa, Delegada del Gobierno de Madrid, actuando cual vulgar comisario político del Gobierno de Nicolás Maduro. Al mismo tiempo que esa mujer autorizaba para este sábado la marcha proselitista y agresiva de nazis y falangistas por las calles de la Capital, prohibía a los seguidores del Barça asistir a un partido de fútbol de su equipo portando banderas reivindicativas catalanas, aduciendo que tales demostraciones promueven la violencia en los espacios públicos.
Ese doble rasero político que ha caracterizado históricamente a los gobiernos del Partido Popular (y de España en general), exhibe antecedentes que convierten sus decisiones en actos canallescos propios de una organización mafiosa. Veamos algunas situaciones del pasado reciente:
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Banderas de la dictadura franquista y nazi en los estadios de fútbol, sin limitaciones.
Desfiles con símbolos falangistas y nazis por diversas calles de España, incluyendo Barcelona, caracterizados por expresiones soeces y actos violentos contra la población y la propiedad.
Reconocimientos y condecoraciones recientes y repetidas del Gobierno de España a viejos miembros de la Falange y la División Azul.
Tolerancia demostrada a diversos grupos vandálicos organizados del fascismo español que protagonizan actos públicos con agresión a las personas y partidos políticos democráticos, tanto en Madrid como en Barcelona y otras regiones.
Presiones sostenidas a los organismos deportivos nacionales e internacionales para que prohíban Esteladas en los estadios e impongan castigos y multas al Barça específicamente; algunas ya e han cumplido.
Es evidente que para la señora Concepción y el Partido Popular, el enaltecimiento público de dictaduras y épocas mas oscuras de la historia de Europa, constituye una actitud cívica. Por el contrario, las expresiones legítimas y pacíficas de otras ideologías, como sería el independentismo catalán, pacífico por excelencia, deben ser erradicadas para salvar a España de la violencia. Con el mismo sentido del deber, esta mujer ha calificado de agresores peligrosos a los seguidores del FC Barcelona, organización premiada por 6º año consecutivo por FIFA como el club deportivo y equipo más pacíficos del mundo del fútbol.
Claro está que a Su Majestad el Rey, le cae como patada en la boca que le digan claramente y ante los ojos del Mundo, que millones de catalanes no lo queremos, que despreciamos al Estado Español (aunque algunos todavía amemos a España) y que aspiramos a ser independientes. Comprendemos que muchos españoles se cabreen escuchando un coro de cien mil voces rechiflar al Himno de España, pero en vez de prohibir esas expresiones democráticas deberían haberse preocupado por estudiar y corregir sus causas.
Hoy, por desgracia para todos, ya es tarde, demasiado tarde. Hemos alcanzado el grado de divorcio inevitable, como lo demuestra la decisión del President de Cataluña anunciando su ausencia del Estadio si las Esteladas fueran perseguidas por la policía española.
En esa misma línea, entre socios del Barça se corría la moción de exigir al Club que no se presentara al partido de Final de Copa, dejando a Su Majestad plantada en el palco. Por fortuna este viernes, a 48 hrs del partido de la discordia, la Justicia ha dado respuesta al recurso presentado por el Barça, dictando sentencia contra la cagada de la señora Concepción:
Acceder a los estadios con banderas y símbolos reivindicativos constituye un derecho inalienable de los ciudadanos y por consiguiente
las Esteladas no pueden ser prohibidas.
Esta sentencia clara y concisa debería ser entendida por la señora Concepción como un mensaje más explícito que, si no lo ha entendido, me permito aclarárselo: "aprenda a limpiarse el culo".
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