lunes, 3 de junio de 2013

RECHIFLA EN DIRECTO Y CON SORDINA



Desde que Felipe de Borbón y Leeticia fueran recibidos con una rechifla impresionante en el Teatro El Liceu de Barcelona, Madrid y sus territorios continúan alarmados, cual joven desvirgada en un callejón, incapaz de comprender que el depositario del poder terrenal pueda ser tratado como a un alpargatero de tercera. Sabido era que en Cataluña la Casa Real no despierta simpatías, pero que fuesen precisamente los catalanes que asisten a la ópera, quienes se encargasen de transmitir el mensaje en directo y con sordina, ha ido más allá de cualquier comprensión.

Analicemos las circunstancias para mejor comprensión de las relaciones actuales y previsible entre Cataluña y la Casa de Borbón:



  1. El buen Felipe llegó al Liceu precedido de un contingente de seguridad que cerró La Rambla e impidió durante casi una hora el paso de vehículos, entorpeció el paso de viandantes y dificultó el acceso de asistentes al Teatro. Tamaña prepotencia tiene un precio que debió pagar "en diferido" minutos después.
  2. Apareció en el palco del teatro acompañado de dos mujeres: una flaca y fea llamada Leticia y la otra exuberante pero vieja, que ha sido incrustada en Barcelona por el Gobierno de Rajoy para torpedear al Gobierno de la Generalitat y sus instituciones. 
  3. Felipe y Leticia no llegaron como una pareja de aficionados a la ópera, sino cual Príncipes de Asturias, representantes de una familia que vive a costa de nuestros impuestos y presenta problemas morales de gravedad discutible según la óptica madrileña. 
  4. Que esa familia viva inmersa en el lujo no sería nada nuevo, pero que encima tengamos que pagar los gastos millonarios y custodias de amantes, soportar sus estafas a la hacienda pública y salir retratados ante el mundo como depredadores de la fauna salvaje africana, va más allá de cualquier tolerancia.
  5. Si a este panorama agregamos que la Fiscalía del Estado (léase Gobierno Nacional), atacando al Juez de la Causa, actúa diligentemente para que la hija del Rey salga impune de cualquier delito que pueda haber cometido en sociedad con su marido Urdangarín,  resulta que nos encontramos ante una burla nacional desde que Juan Carlos I tuvo la desfachatez de asegurarnos que todos somos iguales ante la ley. 
Debemos decir en favor de Felipe que aguantó al baño, hasta sonrió mientras tomaba nota de que no era persona grata en Barcelona y quizás analizaba las posibilidades de suceder a su padre en el trono de "todas" las Españas.

En definitiva y considerando las circunstancias, creo que la rechifla a Felipe y su mujer se quedó corta. Deberían haberles tirado tomates, o piedras, que se recuerdan por más tiempo.