sábado, 21 de septiembre de 2013

BALANCE TEORICO DE LA INDEPENDENCIA - parte 1


¿Hacia donde vamos? se preguntan los catalanes, tanto independentistas como continuistas. No es asunto que podamos tomarnos a la ligera porque cambiar de país y echar a andar por nosotros mismos evitando zancadillas, será un camino duro. Estamos decididos a contarnos, votar por el SI o por el NO, pero si ello ya evidencia dificultades extremas, imaginemos lo que sucederá cuando nos separemos de España, un país dirigido por gente habituada al pillaje y del que sus antiguas colonias solamente recuerdan el trato despiadado y el expolio que sufrieron durante la época colonial.

Con el fin de clarificar esta inquietud me voy a permitir mirar hacia el futuro e interpretar el panorama en diversos aspectos que reportarán ventajas y pérdidas, algunos con posibilidades numéricas, otros no tanto y los más eminentemente emocionales. Veamos qué ganaríamos y qué perderíamos en cada caso una vez alcanzada la independencia.:

ASPECTOS EMOCIONALES

La individualidad de Cataluña es innegable, especialmente en cultura, alimentación, superación en el trabajo, organización social, cultivo de las bellas artes, arquitectura, sentido del ahorro y lengua, entre otros.



DESVENTAJAS:
Reduciríamos la relación con un país de habla dominante (castellano). 
Dejaríamos de ser paisanos de Calderón, Cervantes, Lope de Vega, Velásquez, Goya y otros genios de las artes.
Correremos el riesgo de perder temporalmente la libertad de entrar y salir de los países vecinos, excepto Andorra, sin tropezar con aduanas en el camino.
Algunos catalanes se distanciarían emocionalmente de sus familiares españoles y la decisión por la independencia crearía roces pasajeros entre radicales de uno y otro bando dentro del país.
 
VENTAJAS:
Seguramente la ventaja emocional más importante será superar el recuerdo vivo de la dictadura de Francisco Franco y erradicar el dominio de sus herederos políticos totalitarios.
Libres del dominio jurídico de la derecha española, las víctimas jurídicas del franquismo podrían ser moralmente rehabilitadas y sus deudos recuperarían la tan esperada paz.
Dejaríamos de ser la diana permanente de la infamia y desprecio de los medios de comunicación e intelectuales mediocres españoles.
Lograríamos preservar cabalmente nuestros valores y cultura sin la presión permanente de Madrid para españolizarnos, como aseguró un imbécil disfrazado de Ministro de Educación en el Congreso.
Nuestra producción literaria y artística recibiría el apoyo decidido del Estado y sería reconocida como catalana.

Continuará...

martes, 17 de septiembre de 2013

¿POR QUÉ LOS CATALANES NO AMAN A ESPAÑA?


En realidad el desapego de los catalanes no es con España sino con Madrid. Se trata de un sentimiento que ha echado raíces a través del tiempo porque, como colonia de España que siempre ha sido, Cataluña ha recibido un trato similar al de las colonias españolas en América. También ha sido una colonización caracterizada por la conquista sangrienta y el expolio sostenido, acompañado de campañas permanentes orientadas a imponer la obediencia y sustituir la cultura autóctona por la barbarie castellana.



En Cataluña, además del trato vejatorio que ha motivado la oposición de la población, la política de Madrid ha promovido con diversos grados de intensidad el desprestigio del colectivo catalán, pregonando a través de la Península que somos avaros, sucios y degenerados. Durante la dictadura de Franco la propaganda fascista llegó al extremo de sostener que todos los catalanes son asesinos y propalar entre el populacho más retrógrado de Extremadura y Castilla, que mataban y se comían los niños de origen castellano y andaluz.

 “El catalán es la lengua de los perros”, es una expresión que todavía podemos oír en algunos rincones de España, a pesar de que Cataluña sea sede de la mayor concentración de editoriales e imprentas del mundo. Poco importa a los españoles que la Enciclopedia Espasa sea producida en Barcelona ni que la Editorial Planeta y otras 200 editoriales estén radicadas en Cataluña. La guerra a la cultura catalana nunca ha cesado, antes bien forma parte de la plítica de Madrid como lo anunció en pleno Siglo XXI el Ministro de Educación, cuando afirmó orgullosamente en el Parlamento Español: “mi intención es españolizar a los niños catalanes”.

Con tales antecedentes es comprensible que de su vasto imperio a España solo le quede Cataluña. Es el último reducto del que sacar beneficios para sostener los territorios improductivos de la Península. De Cataluña se ordeñan los recursos para que Castilla continúe desafiando al mundo desde el polvo que la envuelve,  los que permiten a la ociosa Andalucía vivir en los tablaos consumiendo vino, a Asturias soñar con los cuentos de Don Pelayo y a Extremadura sacar pecho con los subsidios al desempleo. Mientras tanto en Cataluña el hambre está  amenazando a la próxima generación y sus centros de investigación y servicios médicos, entre los más avanzados del mundo, amenazan con cerrar por falta de presupuesto.

Ya en el Siglo XXI Madrid es incapaz de asimilar que su condición de Capital del Imperio Español ha dejado de tener sentido. Hoy Madrid es una capital de tercer nivel administrada por incapaces y en consecuencia  sucia, desordenada y deficitaria. La política española, manejada por la clase dominante que durante siglos ha rodeado a la Corona, todavía se cree dueña absoluta del saber y la verdad "por la gracia de Dios", lo que podría explicar la política del Gobierno para enmendar la relación con Cataluña:  vencer con la fuerza antes que convencer con la razón.

Esta situación podrían resumirse en las expresiones más comunes entre el vulgo de ambos bandos. Los madrileños continúan diciendo “a esos catalanes les daremos por el culo”, mientras que en Cataluña aseguran no estar dispuestos a seguir manteniendo "ese hatajo de chulos”. Desde luego, se trata de expresiones vulgares que no deberíamos tomar en cuenta ¿o quizás sí?



lunes, 16 de septiembre de 2013

POKER A LA ESPAÑOLA


Esta página va destinada especialmente a los amigos de América que constantemente me escriben haciendo preguntas sobre el problema político entre España y Cataluña.

En estas fechas España está ocupada en dos temas de importancia casi equivalente para la capital del Reino: en primer lugar, el ridículo internacional protagonizado ante el mundo Olímpico por las autoridades madrileñas y por otra parte, la cadena humana y alzamiento de pueblos y ciudades acaecidos en Cataluña este pasado 11 de Septiembre. En La Diada, día del aniversario nacional catalán,  más de 1.600.000 gritaron ante el mundo ¡INDEPENDENCIA YA!



Comprendamos que para el madrileño de a pie, el atronador y olímpico ridículo de su ciudad constituye el último verdor en el árbol de promesas que las autoridades habían construido sobre los Juegos de Madrid 2020. Para los círculos del poder las preocupaciones son otras, más circunscritas al engrosamiento de sus fortunas personales y al interés financiero que Cataluña representa para sostener al conjunto de territorios deficitarios de España.

Un año atrás, el mismo 11 de Septiembre, millón y medio de catalanes tomaron Barcelona, sacudiendo el bienestar de la clase dominante madrileña, que de inmediato recurrió al refranero político español: “todo lo que sube baja” y “otro calentón pasajero de los catalanes”. Pero ¡Oh sorpresa!, este año una cadena humana comenzó en la Frontera de Francia y atravesó verticalmente Cataluña, cubriendo más de 400 Km hasta penetrar en tierras valencianas. Durante horas las pantallas alrededor del mundo mostraron imágenes de aglomeraciones inauditas, grupos humanos de distinta densidad cantando, jugando, atendiendo a los niños, riendo… pero todos gritando ¡INDEPENDENCIA YA!

Desde luego la gente no sale a tomar las calles ni ciudades habitualmente y mucho menos riendo, en plan de fiesta; actúa por razones, persigue propósitos y acumula antecedentes. La movilización catalana también

  • En 2006, luego de intensas negociaciones con el Gobierno Central, Cataluña aprobó en plebiscito un nuevo Estatuto (de relación con España) que posteriormente fue confirmado por el Congreso de Diputados. Decidido a anularlo, el Partido Popular con Mariano Rajoy a la cabeza, movilizó a sus partidarios para exigir que el Tribunal Constitucional (históricamente secuestrado por el Partido Popular en el Gobierno) rechazase el Estatut, tarea en la que tardó 4 años. En 2010 el Tribunal produjo el “nuevo” Estatut, vulgar caricatura del texto original. Ese día España abrió la Caja de Pandora, cuya primera ráfaga no se hizo esperar, con las primeras concentraciones de protesta que llenaron las calles de Barcelona y otras ciudades.
  • A mediados del 2012, Artur Mas, President de la Generalitat de Catalunya, se entrevistó con Mariano Rajoy, ya Presidente de España, para proponerle un Pacto Fiscal que permitiese a Cataluña hacer uso más justo de sus propios recursos. Rajoy  le dio a Mas con la puerta en las narices, hecho que la población consideró ofensivo y dio origen a La Diada del 2012.
  • Este 11 de Septiembre, lejos de cumplirse los refranes madrileños sobre el olvido, Cataluña le hizo saber al mundo que está decidida a deshacerse del yugo español. Lo expresó de manera ordenada y pacífica, sin incidente alguno a pesar de la extensión  del evento. El conflicto de Cataluña se situó en el plano internacional
Siguiendo las viejas tácticas borbónicas, Madrid le ha puesto cara al desafío catalán. Ha señalado a ARTUR MAS culpándole de traidor y organizador de las manifestaciones transversales en la sociedad catalana. Con ello ha pretendido taparle las caras a los verdaderos protagonistas: la sociedad catalana. Nadie salvo el Canciller Margall, parece haber digerido que ninguna autoridad oficial, fuese europea o americana, ni siquiera el Ejército Español, sería capaz de distribuir en cuatro horas 1.600.000 efectivos a lo largo de 400+ kilómetros, incluyendo transporte, suministros, alimentación, bebidas, sombrillas, entretenimientos, sistemas de seguridad, atención médica y demás requerimientos, sin que aconteciese un solo hecho de desajuste o accidente. El solo coste a cubrir,100 € millones en media tarde, asustaría a cualquiera.

La gigantesca tarea de coordinación de los actos de La Diada, tiene un solo protagonista: la sociedad civil catalana, que se auto financió y movilizó bajo la coordinación de un organismo civil denominado Asamblea Nacional Catalana (ACN), dirigida por voluntarios en cada pueblo y en cada barrio del territorio. Los Directores de la ANC, también voluntarios provenientes de toda Cataluña, están encabezados por una dama de perfil bajo y hablar pausado, Carme Forcadell, cuya engañosa mansedumbre garantiza la estrategia.

¿Qué pinta Artur Mas en esta situación? Pinta menos de lo que quisiera y desde luego muchísimo menos de lo que gritan desde Madrid. En realidad el President Mas es prisionero de la ciudadanía catalana, que le señala el camino a seguir y le establece los márgenes. Artur Mas no podrá llegar a ningún puerto que no haya aceptado con anterioridad la sociedad. A estas alturas, ni siquiera la ANC tiene la capacidad para llegar a acuerdos sin obtener el previo beneplácito de los catalanes como un todo.


Algo parecido le acontece a Mariano Rajoy, cautivo de la clase dominante española a la que pide instrucciones para cada paso a da y para sentarse. Tras los actos del 11 de Septiembre, que la prensa madrileña calificó de “sedición”, Rajoy ha remitido su respuesta a la solicitud de plebiscito que Artur Mas le enviase en Julio. En ella Rajoy no mencionan el motivo, limitándose a decir con muchos párrafos insulsos, que su Gobierno está abierto al diálogo siempre que Artur Mas esté dispuesto a aceptar lo que Madrid ordene.

La Constitución española, que es empleada como arma arrojadiza para someter a la población, podría ser la piedra de molino que arrastre España hacia el abismo. El ADN social de las clases dominantes madrileñas, financieras, políticas y periodísticas, a cual más corrupta, les incapacita para comprender que ha llegado el momento de recoger velamen. El máximo exponente de los privilegiados sociales y políticos de España, la Casa Real, también vive inmersa en escándalos tan vergonzosos que en vez de faro moral, se ha convertido en lupa del desprecio. En medio de tal descomposición del Estado Español, Cataluña juega sus bazas y el mundo democrático observa interesado a una población organizada que se alza contra sus verdugos..