lunes, 29 de julio de 2013

EL ESTADO ESPAÑOL CONTRA FRANCISCO



PREÁMBULO:

En Europa los operadores de trenes de alta velocidad están obligados a adoptar sistemas de seguridad automáticos e independientes del factor humano, capaces de controlar los trenes  y detenerlos cuando situaciones de “peligro potencial” se presentan. Así pues, quienes explotan el negocio de alta velocidad sin sistemas de seguridad garantizada son criminales en potencia.

EXPOSICION:

A pesar de las fotografías, los muertos y heridos, los equipajes reventados, entrevistas a los vecinos y la parafernalia televisiva que ha seguido al suceso, el accidente de Santiago de Compostela todavía no nos ha mostrado su peor cara: la del Estado Español ensañándose contra una de las víctimas para esconder sus propios pecados: falta de sistemas de seguridad, trampas en los costos de las obras y comisiones. 

Estamos seguros de que el grosero caso del Metro de Valencia se repetirá en Galicia y nuevamente el Gobierno aplicará su fuerza y moverá sus mecanismos hasta aplastar cualquier atisbo de razón. En Valencia logró demostrar que los culpables del desastre fueron las 44 víctimas mortales que viajaban en el Metro. Para ello sus funcionarios, fiscales y jueces, despojándose de escrúpulos, representaron el papel de cómplices previamente entrenados hasta  transformar la investigación en una aberración judicial propia del “estado de derecho” que impera en España.

Esta vez el “enemigo público” se llama FRANCISCO JOSE GARZON, una de las víctimas que ha sobrevivido. Antes de que la sangre de sus heridas terminara de secarse, RENFE ya había ordenado que fuese encarcelado sin juicio previo y proclamado que se había declarado culpable en el mismo lugar del accidente. Llama la atención que, paralelamente, un criminal como Blesa, que tanto dolor ha causado a millones de españoles, ande libre por las calles vanagloriándose de haber hecho destituir al juez que pretendió encarcelarlo.

FRANCISCO era el maquinista del tren siniestrado. Para llenar esa responsabilidad mantenía una hoja de servicio sin tacha y capacidad técnica suficiente. Así lo aseveran sus superiores, sus compañeros de trabajo y los más de 60 viajes que había cumplido llevando el AVE hasta El Ferrol. Claro está que, además de un conductor calificado y experimentado, cualquier maquinista de tren, ya sea de media o alta velocidad, debe estar respaldado por un sistema de seguridad que garantice la vida de los pasajeros en cualquier circunstancia, inclusive si el maquinista sufre un infarto y muere apretando con su cuerpo el mando de velocidad máxima. Un sistema de seguridad que no tome estos factores en cuenta, condena a muerte a sus pasajeros y operarios en el mismo momento que pongan un pie en el estribo.

El Gobierno de España y RENFE han emprendido la cacería de FRANCISCO acusándole de exceso intencional de velocidad y homicidio imprudente planificado. Le han privado de libertad y retirado su pasaporte y esta semana arremeterán contra él sin reservas ni miramientos. Recordando lo sucedió en Valencia, podemos esperar una campaña de infamias y escucharemos inventos como los siguientes:

  • El maquinista trataba de cometer suicidio, enajenado por un amor imposible.
  • Impulsado por su filiación política en la Oposición, intentaba arruinar las exportaciones españolas de trenes de alta velocidad.
  • Francisco era drogodependiente, como lo demuestran los exámenes realizados por expertos de un laboratorio desconocido.
  • La infidelidad de su pareja le tenía desquiciado desde hacía días y tomaba somníferos.
  • Es un drogadicto de la cocaína, éxtasis, cristal y opiáceos.
  • Descuidó sus funciones asomándose a la ventana para hablar por teléfono.
  • Abandonó los mandos porque se estaba masturbando.

Los lectores pueden agregar cualquier circunstancia que les sugiera la imaginación, aunque seguramente se quedarán cortos frente a los “creativos” del Gobierno. En realidad FRANCISCO ya ha sido condenado y para asegurar el curso que deben seguir las investigaciones, el Estado ya está recurriendo a medidas oscurantistas, incluyendo a la Fiscalía General y Servicios de Seguridad. Para el Estado Español RENFE es mucho más importante que FRANCISCO y la Ministra de Fomento más valiosa que los 79 muertos y 85 heridos del accidente que les estorbarían menos y saldrían más baratos si estuvieran metidos en cajas.



CONCLUSIÓN:

Para empezar a “encontrar la verdad”, RENFE ya ha convocado en calidad de asesores a los expertos y abogados del Metro de Valencia. En paralelo ha iniciado contactos con la Fiscalía para asegurar una “sana conducción” de las investigaciones. La policía gallega estará siendo entrenada sobre las respuestas que darán sus efectivos durante el juicio y no sería de extrañar que el Juez de Instrucción haya sido estratégicamente escogido para evitar que la verdad oficial pudiera ser distorsionada por factores imprevistos.




El jueves pasado, a pocos minutos del accidente, un digno representante del PP, Rafael Maluenda, diputado a las Cortes Valencianas, describió con sinceridad la sensación dominante en el Gobierno:      


"Qué pena que la catástrofe ferroviaria nos impida expresar prudentemente nuestra satisfacción por los datos del paro".




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