sábado, 22 de noviembre de 2014

SUPER HEROE AL RESCATE



Un amigo fiel es un tesoro fabuloso, valioso como un lingote de oro de 24 ks. Un amigo fiel es aquel al que puedes confiar tu vida y tu familia, si fuera preciso. Nada más valioso que un amigo de verdad, aquel que va a verte a la cárcel y se ofrece para remediar la soledad de tu mujer, o el que se apresura para ir a verte al hospital y está dispuesto a donar un riñón para restituir tu salud o llevarte un bocadillo de jamón si tu hemoglobina anda por los suelos. 


En verdad son muy pocos los que podemos contar con un amigo de tales características, pero !Oh sorpresa! Cataluña cuenta con un amigo incondicional, más abnegado que el perro del hortelano, más fiel que los eunucos de la Arabia milenaria, aquellos que vigilaban para que nadie pisara el jardincito de Mustafá. Es un amigo que se ha movilizado a nuestro favor cada vez que los nubarrones han oscurecido el horizonte de Cataluña independiente.


¿Acaso estamos hablando de Batman, de Supermán o del Pato Donald? ¿Podría tratarse de Roger de Flor, renacido entre las fuerzas telúricas de la Providencia? Por poco la acertamos, pero no, se trata de la combinación de todos estos personajes, un samurai del Siglo XXI conocido como Don Mariano, SEÑOR con mayúsculas, caballero de noble figura y andar desenvuelto, a pesar de la coraza de acero-tungteno que le envuelve, portador de las ciencias ocultas en su frente, alta y noble, depositario por herencia gallega de la muy noble historia de España y adalid de mil lances heroicos que han salvado a la patria. Sí, es Don Mariano, el que nos ha mostrado su mejor perfil como benefactor y protector de las luchas independentistas en Cataluña. A su lado el Cid Campeador no llegaría ni a la estatura de Zoraia, la enanita que va limpiando los restos de humanidad que deja el Héroe a su paso.   


En el curso de una reunión de la Asamblea Nacional Catalana que tuvo lugar algunas semanas atrás, escuché a uno de los asistentes asegurar que no debíamos preocuparnos por percance alguno en el curso de nuestra lucha, porque Don Mariano vendría en nuestro auxilio, hasta en días de lluvia. Yo, incrédulo por principios y suspicaz por necesidad, me tomé aquella afirmación a la ligera, cual simple expresión de deseos infantiles, hasta que ayer pude constatar que, en efecto, ese héroe mitológico de mil batallas que sostiene con firmeza inalterable el timón de la nave española, es nuestro mejor amigo.


Pasado el 9-N, los partidos políticos catalanes empezaron a derivar su interés primordial hacia sus filosofías y organizaciones particulares. La imagen de Artur Mas corría el riesgo de debilitarse en favor de otro campeón. En el cub de los Verdes hablaban de variables, los Naranja de intereses sociales, los Rojos de límites expansivos... Muchos, yo entre ellos, empezamos a preocuparnos ante la posible pérdida de calor del fuego independentista hasta que !Oh milagro! Don Marino vino en nuestra ayuda. No podría haberlo hecho mejor: llamó imperiosamente a su fiel escudero, el inefable Dulcineo de la Torre (la torre en la que habitualmente dormita) para ordenarle que metiera en un calabozo lóbrego y maloliente, al traidor Artur Masqueotros y a las dos mujeres que le acompañan en sus infinitas y perversas aventuras picarescas: la Vice Despuesqué y la cuenta cuetos conocida como Noloharé.

Don Mariano sabía que la iba a cagar y en ello radica precisamente que su ayuda sea tan valiosa y desinteresada.  El Superheroe Mariano está dispuesto a quedar ante el mundo como un imbécil con tal de salvar a su amada Cataluña. Ni por un instante se ha detenido a considerar que, enterrando a sus víctimas en las mazmorras, los caballeros teutónicos puedan tildarle de agresivo y machista. Tampoco ha pensado en la posibilidad de que Dulcineo le falle, en cuyo caso nuestro benefactor quedará ante la historia como el Súper Ridículo de Europa. O sea, un Rocinante sin Qujote.

No debemos pasar por alto que, nada más escuchar la orden de Don Mariano, el siempre insidioso Dulcineo había mostrado serias dudas sobre las posibiidades del encargo, pero en cuanto la voz del amo le llamó al orden bajó la testuz. Tampoco podemos olvidar que los secuaces que colaboran con Dulcineo por los arrabales de Barcelona, se habían declarado "caguetos" ante un posible enfrentamiento con el bellaco catalán y sus compañeras de aventuras. Pues bien, ni siquiera tales actitudes doblegaron la voluntad de nuestro héroe ante el riesgo terrible de enfrentarse al harakiri. 

Reconozcámoslo: 
Con tal de salvar la libertad de Cataluña, todo sacrificio le parece pequeño al héroe Don Mariano. 

Gracias Don MARIANO, mil gracias, 
Cataluña te lo agradecerá eternamente.

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