jueves, 28 de julio de 2016

TOMADURA DE PELO A LA ESPAÑOLA


Desde Cataluña, ese pequeño país mediterráneo situado entre Francia, Andorra y España, al que algunos llaman "tierra de malditos catalanes" y otros "la última colonia", contemplo el acontecer político español y me entretengo ante la abusiva tomadura de pelo que la clase política madrileña ejerce sobre la población. A mi entender, no se trata solamente de un desprecio colosal a la honradez y la moral cívica, también veo el abuso habitual sobre la candidez intelectual de los españoles, ese pueblo rústico que sigue anclado en el ocaso del Siglo XIX. 

La política española constituye el ejemplo más palpable de la triste historia de España. Sus habitantes llevan casi un año inmersos en campañas políticas sucesivas para elegir Gobierno, sin darse cuenta de que los partidos políticos se han propuesto impedirlo y seguir cobrando indefinidamente como mantenidos del Estado. Es una lógica comprensible: "mientras nos dejen, seguiremos cobrando sin dar golpe". Pero "comprensible" es una cosa y "aceptable" otra. Algún día los españoles se sacudirán las creencias rupestres que los esclavizan y desmontarán la fortaleza de mentiras en donde los han hundido sus políticos.

Interesado como siempre por la política del país vecino, he analizado su actualidad social y descifrado las estrategias de sus políticos para mantener la indefinición actual. Ante todo aclaremos que hablar de ganar y perder elecciones en España, es un oficio de prestidigitadores sacando trucos de un saco lleno de falacias. Veamos algunos hechos y razones:

Desde la entrada en acción de Podemos y Ciudadanos, la realidad política ha cambiado, aunque a Ciudadanos se le mire como un intruso indeseable o la marca blanca del P.Popular, según convenga, y a Podemos pretendan ignorarlo para crear la imagen de que no existe. En el cuadro adjunto se observa la realidad innegable: la progresiva fluctuación de representantes en el Congreso de Diputados, aunque esa correlación de fuerzas sea engañosa porque no se corresponde con la los votos directos de los ciudadanos, debido a que los Diputados son elegidos por Provincias, no en forma proporcional a los votos de la población global.  

En las Elecciones Generales de 2008, 2011 y 2016 votó el 69,84% de los electores y los votos obtenidos (en cifras redondas) por los 4 partidos mayoritarios fueron los siguientes:

                ELECCIONES             PSOE           P.Popular         Podemos      Ciudadanos
                         2008                 11.290.000       10.278.000               
                         2011                   7.003.000       10.867.000
                         2016                   5.444.000         7.940.000          3.227.000        3.142.000
                                                       22,62%             32,98%             13,41%             13,05%

Desde 2011 el Partido Popular de Mariano Rajoy ha perdido 2.927.000 votos. Afirmar repetidamente que ha ganado las elecciones en 2016 es una mentira colosal. Es cierto que el partido político que dirige Mariano Rajoy,  ha sacado más votos que los otros partidos, 33%, aunque HA PERDIDO 27% de sus electores, y por lo menos 60% de los españoles lo rechazan abiertamente y cuestionan su honorabilidad. Cualquier político que se respete habría renunciado antes de que lo echasen del partido.

Por su parte el PSOE, desde 2008, ha perdido más de la mitad de sus electores, 5.846.000, que representan 52,6%. Es cierto que Pedro Sánchez no era su Secretario General hasta 2014, ha sido y sigue siendo víctima de la guerra intestina permanente y su equipo y asesores son un hatajo de incapaces, pero no ha logrado revertir el descenso incontrolado del partido en la preferencia de la población. Al PSOE solamente le han salvado de la desaparición los votantes cautivos de Andalucía, cuya Jefa pide la cabeza de Pedro un día sí y otro también.

La UNICA VERDAD es que los ganadores en las elecciones de 2016 han sido Podemos y Ciudadanos. Ambos obtuvieron más de 3 millones de votos. Observemos sin embargo que, mientras PSOE logró 85 Diputados con 5,4 millones de votos, y Podemos 71 Diputados con 3,2 millones de votos, Ciudadanos solamente logró 32 Diputados con 3,1 millones de votos. Es evidente que el sistema electoral de España adolece de absurdos fabricados y que los votos de algunos ciudadanos VALEN MUCHO MÁS que los de otros, según donde vivan.

Así pues, persistir en el empeño de afirmar que Mariano Rajoy ganó las elecciones es una tomadura de pelo. La lista del P.Popular encabezada por Mariano Rajoy ganó las votaciones en Madrid, únicamente en Madrid, porque en las otras Provincias Mariano no encabezaba la lista de su partido. NADIE votó por Rajoy en Asturias ni Cantabria, NADIE votó por Rajoy en Galicia y Canarias, NADIE votó por Rajoy en Valencia y Murcia, NADIE votó por Rajoy en Andalucía y Extremadura... En conclusión, solamente votaron por la lista del P.Popular que encabezaba Mariano Rajoy 1.315.847 españoles de Madrid y NADIE MAS EN ESPAÑA. 

La estrategia política del P.Popular está dirigida a confundir a los españoles en lo referente a la supuesta preferencia mayoritaria de los españoles por un sinvergüenza y en cargarle la responabilidad por no ayudar a formar Gobierno a los partidos de oposición. Pretende achacar a PSOE y Ciudadanos la culpa de que Mariano Rajoy no sea Presidente. En otras palabras, exigen que Ciudadanos vote contra sus repetidos principios de regenerar España y exigen al PSOE que traicione a sus electores socialistas, que llevan el odio contra el P.Popular en su ADN y en la leche que mamaron. Mientras tanto Mariano Rajoy se mantiene incólume, impasible, sin ofrecer diálogo ni proponer enmienda, tranquilamente sentado a la sombra en La Moncloa, confiado en que sus adversarios políticos vendrán a besarle los pies y llevarlo en hombros al Congreso para que él y sus compinches puedan seguir robando como han hecho y siguen haciendo. Ese el concepto de política de consenso que aspiran imponer a sus adversarios.

El líder del partido más votado, en este caso el P.Popular, debería haber iniciado conversaciones con los demás partidos para presentar propuestas políticas y escucha exigencias. No lo ha hecho, pero esta semana debería entrevistarse con Felipe VI y asumir el encargo de formar Gobierno. Para ello debe comprometerse a formalizar conversaciones con los líderes opositores. Seguramente renunciará a la iniciativa porque sabe que a su estilo altanero y mandón le soltarán un NO ROTUNDO en la cara. Razones hay muchas, entre ellas:

  • Incapacidad para luchar contra la corrupción apabullante en el Partido Popular y la falta de empeño para limpiar su propia imagen. Muchos electores y observadores (yo incluido) creemos que el mismo Rajoy carece de autoridad y de moral para acometer esa tarea.
  • Sus 4 años de Gobierno se han caracterizado por políticas antipopulares, rescatando bancos defraudados con MILES DE MILLONES de dineros públicos, mientras abandonaba la población a los desmanes de banqueros corruptos que siguen actuando bajo el manto de una justicia gravemente cuestionada.

  • Legislación autoritaria contra la clase obrera, politización de la educación, recortes en todas las áreas sociales, proteccionismo a los abusos del capital e implantación de la Ley Mordaza, que criminaliza las protestas y actos cívicos opuestos al Gobierno.


Sin duda, los únicos culpables de que no se haya constituido el nuevo Gobierno en España son el Partido Popular y Mariano Rajoy. El último porque su Gobierno ha sido tan nefasto y corrupto, que nadie quiere salir en la foto con un sinvergüenza porque equivale al suicidio político. Y el Partido Popular es culpable porque siempre se ha dejado avasallar a los caprichos de su líder, sin consideraciones por las bases ni por el país. Los integrantes de la plana mayor del P.Popular contemplan la soledad de Mariano Rajoy, comprenden las razones, saben las dificultades del acercamiento, pero reaccionan con soberbia criticando y con frecuencia insultando al oponente. Ni uno solo de esos dirigentes se ha hecho la pregunta obvia: ¿Por qué nos odian tanto y no quieren ni hablarnos?

Así pues me temo que el país vecino repetirá elecciones antes de que finalice este año. El resultado es previsible: señoritos, cabreros y franquistas tradicionales volverán a votar al Partido Popular y los votantes descontentos que votaron a Ciudadanos, volverán al redil del PP tapándose la nariz para soportar el olor a podrido. Las izquierdas, que son mayoría, volverán a traicionar al país rechazándose mutuamente y desperdiciando oportunidades para asumir el Gobierno. Con este panorama, los banqueros, ladrones, obispos y profesionales del crimen, siguen sobándose las manos y felicitándose mutuamente, sin comprender que algún día España volverá a saltar por los aires.


En mi país, también hemos tenido políticos corruptos, enfrentamientos entre partidos, radicalización de posiciones extremas, pero las hemos resuelto con civismo. Meses atrás, el Presidente en funciones de Cataluña, Artur Mas, ganador de las elecciones, dio un paso al lado para facilitar la constitución del nuevo Gobierno. Es un político que ama a su país más que a sí mismo. Está claro que Rajoy no es Mas, tampoco es estadista y carece del sentido de responsabilidad patriótica que pide en los demás. De lo único que puede alardear Mariano Rajoy es de soberbia e inmovilismo. Con esos haberes y su falta de principios morales, solo es  un enano al lado de Artur Mas. 

A mediados de esta semana el Parlament de Cataluña declaró públicamente su desconocimiento a la autoridad del Tribunal Constitucional, ese apéndice del P.Popular que emplean para legalizar las canalladas contra nuestra tierra. 
Esta declaración de soberanía ha sido criticada en España y también en Cataluña por sus enemigos naturales, que nuevamente dejaron oír el ruido grosero y vulgar del Partido Popular. Por fortuna se trata de una minoría insignificante que no afecta nuestro Parlament, excepto cuando comete alguna canallada infantil propia de los chicos malos. No así las canalladas del Tribunal Constitucional, una institución que podría ser respetable si hubiera mantenido su independencia en vez de convertirse, como el Senado, en el basurero de la política.  

Cuando seamos totalmente independientes, sin relaciones obligadas con la Mafia de la Gaviota ni sus secuaces del T.Constitucional, podremos hacer política de verdad, imponer la moral como hecho indispensable de Gobierno, promover una mayor felicidad para nuestros ciudadanos y alcanzar el desarrollo integral que nuestro vecino se esfuerza por impedir. 

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