domingo, 9 de diciembre de 2012

LA ESTUPIDEZ COMO ESTRATEGIA DE GOBIERNO

No termino de asombrarme ante la estupidez del Ministro WERT, empeñado a tiempo completo para quedar en ridículo ante su país, España. Está empeñado en una lucha que tiene perdida antes de disparar el segundo tiro. El segundo porque él ya disparó el primero, inventándose una Ley de Educación anti catalana que nunca podrá aplicar.

La susodicha ley, más que Ley de Educación debería llamarse Ley LELMAJEE (Ley para Eliminar la Maldita Jerga que no Entendemos los Españoles), una retorcida manera ideada por un imbécil para pretender acabar de una vez por todas con el máximo estandarte de la identidad catalana. Asumimos que, de tener éxito en su imposible empeño, el Ministro WERT la emprendería luego contra el Francés e inmediatamente contra el Inglés, dos dialectos hablados en la Unión Europea, de escaso uso y peor entender para el paleto español común, ese analfabestia con el que WERT se siente identificado.

Asumimos que esta polémica ley obedece al empeño de La Moncloa por erradicar el nacionalismo catalán y el consiguiente sueño de independencia, aunque irritar a Cataluña no es el camino. Solamente a un atajo de imbéciles se les ocurriría irritar a quienes desean acercar. Claro que los dueños de España siempre actuaron de esta manera. Basta verle la sonrisa de WERT para comprender su escasa capacidad intelectual y menor entendimiento.Así perdieron sus antepasados el Imperio y así perderán las colonias que les quedan en la Península.

Pasados tres siglos desde los primeros esfuerzos de los Borbones por erradicar el Catalán, el Ministro WERT recoge ahora el testigo dejado a su muerte por Francisco Franco y su Ministro intelectual Manuel Fraga, y tras limpiarse el culo con el espíritu de la Constitución del 78,  decide que abolirá el Catalán como un primer paso para lograr que Cataluña ceje en su empeño independentista y se abrace amorosamente a los restos malolientes del Imperio Español.


Está usted jodido, Ministro WERT. Ha menospreciado la capacidad de supervivencia de la cultura catalana, una que ya cantaba poesías y normas de comercio marítimo cuando sus antepasados estaban aprendiendo a sostenerse en dos piernas. Una cultura que soportó incólume 200 años de ataques Borbones y 45 años de crímenes franquistas cometidos en nombre de la cultura española. Sus inocentes argucias de cambiar ligeramente textos sin modificar el fondo, su autosuficiencia ak asegurar que  los catalanes estamos de acuerdo con el texto aunque no lo admitamos por vergüenza o creer que la cortesía de aceptar una invitación equivale a rendir nuestros valores, solamente demuestra que es usted un iluso.


Apruebe la Ley si eso le hace feliz, pero desde esta columna le advierto que en Cataluña no será aplicada. Podrá usted recurrir al Tribunal Constitucional, el aliado incondicional del PP, y quizás logre que le apoyen nuevamente, como han hecho en el pasado. Tampoco así logrará triunfar su Tribunal, igual que fracasó con su empeño por españolizar a los catalanes. Recurra a la Iglesia para que apoye desde los púlpitos la dichosa Ley o convoque a los barones del PP para que se tomen fotos a su lado... Nada funcionará porque la sociedad catalana ya se ha declarado en rebeldía contra la dominación extranjera de la que usted, Ministro WERT, es el ejemplar más ridículo.






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