viernes, 3 de enero de 2014

SACYR Y EL CANAL DE PANAMA


Estamos presenciando el 2º Capítulo de una telenovela de misterio: SACYR y las Cuentitas del Gran Capitán. El 1er Capítulo comenzó con la contratación de las obras del Canal de Panamá a un precio que era evidentemente insuficiente. Panamá creía estar comprando carne de vaca a precio de pollo y el carnicero planificaba estafar al cliente al mejor estilo de los chulos de feria. Sería una operación similar a las obras de las Comunidades Valenciana y Balear, donde se contrataba por MIL y terminaba costando TRES MIL, con una gran tajada para los que firmaban los aumentos y pagos.


Ese ha sido el gran negocio de los contratos públicos de España en los que SACYR y otras constructoras asentadas en Madrid, sobretodo en el Palco del Santiago Bernabeu, arreglaban el país. Son las mismas que aparecieron en el caso de los sobres de Bárcenas, empresas que contrataban obras a cualquier precio bajo para no llamar demasiado la atención y luego subían precios, inventaban sobre-costos, dejaban partidas sin terminar, sustituían buenos materiales por basura, arruinaban acabados y al final entregaban el Palacio de las Artes y las Ciencias, el Super Estadio de Ciclismo, un Aeropuerto de Castellón y otro en Ciudad Real, la vía férrea del AVE en Santiago de Compostela… O sea, elefantes blancos imposibles de utilizar sin correr el riesgo de muerte.


Así se ha administrado el dinero público entre los Gobiernos de turno y las grandes constructoras, así se repartía el dinero y se llenaban los sobres para Aznar, Felipe, Rajoy, Cospedal, R.Rato… Así acumuló 40 € millones el Sr. Bárcenas y vaciaron las Cajas de pensiones que administraban Miguel Blesa y sus compinches. Así seguirán construyendo el futuro de España aquellos que han conducido los destinos de ese triste país desde que Felipe V subió al trono de Castilla.


En Panamá la técnica defraudadora de SACYR falló. Su estrategia tantas veces triunfal, no tomó en consideración que el Administrador del Gobierno Panameño sería un hombre honesto y que rechazaría las propuestas para compartir el batín. Si PP o PSOE hubieran estado gobernando en Panamá, todo habría  corrido sobre ruedas. Habrían firmado un Acta subiendo precios y multiplicando partidas, una hora después habrían ordenado las transferencias bancarias acordadas y por la noche habrían repartido el botín según lo convenido. Así se hace en España, pero NO en Panamá, según parece.

¿Cómo arreglar este asunto? Es tarde para volver a ofrecer sobornos, SACYR podría entrar en paralización financiera porque no han aceptado su oferta y la sangre está llegando al río. Ante tal panorama Panamá está solicitando la intervención del Gobierno Español (creyendo que está formado por personas decentes) cuyas gestiones servirán de poco pues muchos de los que ostentan el poder están o estuvieron en la nómina de la Constructora. En vez de pedir ayuda, Panamá debería intervenir las obras directamente y hacerse cargo reteniendo todos los materiales y maquinaria en el sitio amparándose de un Acta de Soberanía para proteger los intereses del Estado.
 
Ya en posesión de las obras del Canal, debería demandar a la Constructora por todos los conceptos posibles ante los Tribunales de Panamá y al mismo tiempo reactivar los trabajos conforme al orden siguiente:


  1. Liquidar todas las nóminas pendientes y recontratar al personal bajo una nueva Administración.
  2. Contratar una empresa solvente y calificada,
    preferiblemente holandesa o norteamericana, para continuar las obras de inmediato bajo la modalidad de Administración Delegada.
  3. Contratar dos empresas: una de supervisión técnica y otra de administración, para que vigilen la calidad de las obras e intereses económicos del Estado.

Bajo ningún respecto debería Panamá permitir que Sacyr sea la demandante ni detenerse en legalismos antes de tomar el control de las obras porque en las actuales circunstancias el tiempo juega a favor de la Constructora. A Sacyr la calidad de las obras y cronología del proyecto le importan poco. Solamente está interesada en sacar la mayor tajada posible. La única interesada en el proyecto es Panamá y en su defensa debe dejar de lado escrúpulos y consideraciones, recordando en todo momento que está tratando con sinvergüenzas profesionales que emplean la Ingeniería como pretexto para estafar sin remordimientos.


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