viernes, 31 de octubre de 2014

ESPAÑA: PAIS DE FALSAS NACIONALIDADES




Que haya nacido en Galicia, Andalucía o Cataluña no convierte a nadie en gallego, andaluz o catalán. El nacimiento no pasan de ser, en la casi totalidad de los casos, más que una casualidad geográfica. La nacionalidad o el regionalismo se adquieren y demuestran en la edad adulta, cuando las personas aprendemos a amar el terruño, no necesariamente aquel en el que vimos la primera luz, sino el que aprendimos a amar y a agradecerle la buena vida que nos haya brindado. Es así como algunos asturianos se enamoraron de las playas blancas bordadas de palmeras y se volvieron cubanos de corazón. Otro caso similar aconteció con muchos manchegos que adoptaron Cataluña como su patria chica. Allí encontraron trabajo, la oportunidad de tener casa propia  y las condiciones para formar a sus hijos en una sociedad laboriosa y próspera.


Que el origen poco tiene que ver con la nacionalidad lo constatamos viendo la actuación de personajes que vilipendian e infaman el terruño que les ha dado todo. En Cataluña, para no irnos lejos, tenemos el caso de Sánches Camacho y su asociado Albert Rivera, dos personajes oscuros que aprovechan cualquier oportunidad, especialmente ante los medios de prensa, para barrer el suelo con Cataluña. Ese par de personajes no están solos en su afán destructivo de la tierra que les dio el ser. Les acompañan dos pequeñas manadas de mantenidos capaces de vender el alma por media gallina. Para colmo la Camacho se hace rodear de la peor fauna fascista de España, para agredir físicamente a cualquiera que pretenda defender la catalanidad o que no comparta su religión, raza o creencias. Desde luego, la defensa de las ideas políticas, económicas y sociales, es un derecho inalienable de toda persona, pero eso está muy lejos de justificar la infamia y agresiones que ella y otros emplean cual argumentos convincentes.


Algunas de las barbaridades que los "catalanes" vendidos al Gobierno central de España vierten sobre Cataluña, también las repiten en esta tierra cuando se sienten rodeados de imbéciles dispuestos a aplaudirles para revolcarse en su fracaso colectivo:


En Cataluña los que hablamos español somos tildados de extranjeros y nos desprecian porque no hablamos catalán.

Consideran gente de segunda a quienes nacieron en Andalucía.
Nuestros hijos son maltratados en la escuela porque no son catalanes.

Los catalanes independentistas son nazis, verdaderos criminales.

Aquellos negocios que no anuncian sus productos en catalán son multados y clausurados.

Cataluña debería agradecerle a España que la mantenga para poder seguir existiendo y encima nos odian.

Los catalanes independentistas, una evidente minoría violenta, solo quieren votar para causarle daño a los demás españoles.

España ha de enviar el Ejército a Cataluña para restaurar el orden entre esa gentuza. 

De todas esas burradas la que más ha calado en la opinión española es la supuesta división de la sociedad catalana, a la que señalan como la causa de enfrentamientos entre las familias, tan graves que habrían imposibilitado la celebración de la Noche Buena en muchos hogares. En realidad los únicos enfrentamientos palpables en Cataluña son los que protagoniza en el Parlament esta pareja de imbéciles y sus invitados, algunos de ellos fervientes adoradores de Mussolini, Hitler y Franco, cuyo saludo fascista exhiben en público constantemente.

Tanto Rivera como la Camacho son hijos de españoles que dejaron sus pueblos y emigraron a Cataluña para no morir de hambre. Aquí encontraron trabajo y prosperaron, sus hijos estudiaron una carrera y salieron adelante pero, seguramente por influencias genéticas, el alma de los hijos se fue pudriendo poco a poco y sus sueños se fueron disolviendo hasta desaparecer. Más adelante, en cuanto vieron la oportunidad de vivir del cuento, cambiaron el último resto de decencia por un mundo sintético de plástico flexible con el cual viven sus mentiras y desde el que vomitan su veneno contra Cataluña. Mejor harían yéndose a vivir a España, al miserable pueblo del que salieron sus padres, donde serán tratados como lo que son: gentuza. 





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